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Adriana Masotti - Ciudad del Vaticano

Con ocasión del funeral de Indi Gregory, la niña inglesa de 8 meses que padecía una enfermedad incurable y que falleció el pasado 13 de noviembre tras el desprendimiento de la maquinaria que la mantenía con vida, esta mañana el Papa Francisco ha enviado firmado por el Secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, dirigido al obispo de Nottingham, monseñor Patrick McKinney, que presidió la celebración.

Una preciosa hija de Dios

El expresa la "tristeza" con la que el Papa conoció la noticia de la muerte de la pequeña y "su cercanía espiritual a sus padres, Dean y Claire, y a todos los que lloran la pérdida de esta preciosa hija de Dios". "Al encomendar a Indi a las tiernas y amorosas manos de nuestro Padre celestial 鈥� se lee nuevamente en el telegrama 鈥� Su Santidad se une a los reunidos para su funeral para agradecer a Dios Todopoderoso por el don de su vida demasiado corta".

Finalmente, el Papa Francisco asegura su oración al Señor Jesús, "que dijo a sus discípulos: 'Dejen que los niños vengan a mí... porque de ellos es el Reino de los cielos', para que les dé a todos "consuelo", fuerza y 鈥嬧�媝az constante".

El anuncio del funeral de la pequeña

El funeral de Indi Gregory, previsto para las 10.15 horas del viernes 1 de diciembre en la catedral de San Bernabé de Nottingham, diócesis donde vive la familia, había sido anunciado por el propio padre de la pequeña, que había dicho que quería darle a su pequeña hija "la mejor despedida" que se puede tener". "Nuestra hija 鈥� dijo 鈥� ha sido bautizada y, por eso, tendremos un funeral cristiano, con coro y música de órgano. Será un día muy triste pero también muy especial".

La dramática historia de Indi

Indi sufrió una enfermedad mitocondrial muy rara y se mantuvo con vida gracias al soporte vital. Según la legislación vigente en el Reino Unido, aceptando el dictamen de los médicos del hospital "Queen's Medical" de Nottingham donde estaba internada la pequeña, los jueces ingleses habían determinado que, al no haber posibilidad de tratamiento y en los mejores intereses para ella, estos apoyos fueron apagados. Una decisión a la que los padres de Indi se habían opuesto firmemente, entablando sin éxito una batalla legal para garantizar que a su hija se le permitiera seguir viviendo hasta su muerte natural. Apoyando los deseos de la familia, el gobierno italiano había concedido la ciudadanía italiana a la pequeña para poder trasladarla al hospital Bambino Gesù de Roma, que se había manifestado dispuesto a acogerla y a probar nuevos tratamientos para ella.