Estudio 9: La exhortación apostólica al amor misericordioso de Dios
Johan Pacheco – Ciudad del Vaticano
“El Santo Padre ha ido a los elementos fundamentales de la doctrina de Santa Teresita por lo que respecta al amor misericordioso de Dios, como ella lo descubre, cómo lo vive y cómo habla de este gran misterio que es un regalo para la Iglesia”, expresa el religioso camelista Emilio Martínez -profesor de la Pontifica Facultada de Teología Tersianum de Roma- comentado la .
Indica el religioso que el Pontífice en su documento “nos hace comprender es el valor de la doctrina de Santa Teresa de Lisieux, que ha sido acogido por la Iglesia y que es fuente de luz para los teólogos”.
Sobre la Confianza en el amor misericordioso de Dios, el sacerdote carmelita comenta que “efectivamente, el Papa, en el número veintinueve de esta exhortación, dice que el drama del pecado es inmenso, pero no es infinito. Lo que es infinito es el amor de Dios manifestado en Cristo, su victoria sobre el mal a través de su muerte, de su pasión y de su resurrección en la oración, en la vida cotidiana, en la celebración de los sacramentos, nos dirá Teresa, tenemos que abrirnos a la acción de la gracia que nos revela el amor tan grande que Dios ha tenido para con nosotros. Y así vamos descubriendo cómo ese amor se derrama gratuitamente y sin fin en nuestro corazón. Vamos descubriendo con confianza que somos hijos de un gran padre y hermanos de tan gran Señor”, dijo.
También afirmó que algunos aspectos de Santa Teresita pueden iluminar el camino sinodal y “que describen el amor de Teresa por la Iglesia”. En el “camino espiritual” de Teresita conociendo como “los ojos de Jesús expresan acogida, comprensión, escucha a todos, respeto por los más débiles, esperanza de salvación incluso para los más pecadores y frágiles. Creo que esta actitud debe estar en el corazón de una iglesia sinodal y en este momento de sínodo en activo, en el corazón de todos los padres y madres sinodales”.
¿Cómo nos recomienda leer y vivir esta exhortación apostólica?
"Pienso que se podría empezar por el final. Se podría empezar por la lectura del número cincuenta y dos tener en cuenta lo que allí señala Papa Francisco y la oración con la que termina el documento. Y ya, una vez que hemos leído ese final, empezar a leer muy despacito y hacer incluso un esquema. Resumiendo, verdaderamente, el documento es riquísimo de doctrina y sobre todo, es de una invitación a la meditación".
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí
