El Papa a estudiantes de las universidades congoleñas: Jueguen la vida por amor
Alessandro De Carolis - Pope
Un encuentro esperado, pero no por ello menos emocionante para chicas y chicos que, en la encrucijada de la existencia en la que se encuentran, pueden decirse a sí mismos: quiero "jugarme la vida por amor", porque "cuando el amor está en el centro, todas las decisiones son fructíferas". El Papa Francisco lo dijo como una invitación y un desafío a emprender a los 38 universitarios de las universidades católicas congoleñas con los que se detuvo en la Nunciatura de Kinshasa, apenas regresó hacia las 11 de la mañana del gran encuentro con los jóvenes en el Estadio de los Mártires.
Jóvenes constructores de puentes
Tras conversar con el primer ministro de la República Democrática del Congo, Jean-Michel Sama Lukonde, y con los miembros de su familia, el Papa - informó la Oficina de Prensa del Vaticano - dio la bienvenida a los cerca de 40 universitarios procedentes de diversas partes del país, acompañados por el padre jesuita Toussaint Kafarhire Murhula. Los jóvenes, recuerda la nota vaticana, "eran una representación de los que habían podido conversar con el Papa el pasado 1 de noviembre durante la reunión sinodal "Construyendo puentes entre África", celebrada en línea y promovida junto con la Pontificia Comisión para América Latina, con la contribución, entre otros, de la secretaria de la Comisión, la profesora y teóloga argentina Emilce Cuda". Para adornar y hacer más intenso el intercambio, la canción interpretada por los jóvenes, compuesta por el provincial de los jesuitas, también presente en el encuentro, utilizando las palabras pronunciadas por Francisco el 23 de noviembre de 2017 en San Pedro durante la oración por la paz en la República Democrática del Congo y Sudán del Sur.
Por un futuro de amor
Además de la invitación a jugarse "la vida por amor", otro tema de conversación fue el que el Papa puso en la base de sus declaraciones en esta primera etapa del viaje apostólico, en particular ayer por la tarde, a saber, la violencia en el este del país que ayer mismo, de nuevo en la Nunciatura de Kinshasa, vio a los supervivientes compartir con el Papa, en una narración terrible y conmovedora, horrores y brutalidades en serie junto con un deseo ardiente de ver renacer su tierra reconciliada.
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