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Michele Raviart - Ciudad del Vaticano

"Casi cinco años después, acudimos a ti de la misma manera: de rodillas para lavarte los pies. Escuchar, servir y rezar contigo". El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, tras las palabras del Papa Francisco, se dirigió a los políticos de Sudán del Sur, recordando el histórico encuentro de 2019, cuando Francisco se arrodilló ante el presidente Salva Kiir y los vicepresidentes del país africano para pedir la paz.

Welby: "Esperábamos más"

"Rezamos para que hubiera espacio para que actuara el Espíritu Santo, y en esa reunión vimos la posibilidad de esperanza", dijo Welby, quien, no obstante, se declaró entristecido por lo que había visto y oído desde entonces. "Esperábamos y rezábamos por más. Esperábamos más. Prometiste más. No puede elegir sólo determinadas partes del Acuerdo de Paz. Cada pieza tiene que ser aplicada por cada persona y eso cuesta mucho".

La paz está a nuestro alcance con la ayuda de Dios

La respuesta a la paz y la reconciliación, prosiguió, "no está en visitas como ésta, sino en vuestras manos". En efecto, la paz está "a tu alcance, está cerca, puedes alcanzarla con la ayuda de Dios". Un objetivo que debe alcanzar el heroico y valiente pueblo de Sudán del Sur, que luchó largo y tendido por su libertad y la consiguió" y que seguramente ahora "tiene el valor de luchar por la paz y la reconciliación". Como Welby escuchó decir a un grupo de niños de primaria: "No más corrupción". Queremos la paz en Sudán del Sur".

Greenshields: necesitamos líderes con valores y fe

"Hoy necesitamos la paz", reiteró también el Reverendo Greenshields, Moderador de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia. "Necesitamos líderes que se preocupen por los valores por los que viven nuestros países", dijo, "que se preocupen por las condiciones en las que vive la gente y que pongan en práctica su fe trabajando entre los más vulnerables y marginados".

Trabajar para el futuro

La esperanza es que todos los líderes políticos, cívicos e internacionales "puedan unirse en la búsqueda de la promesa holística de Dios de una vida en plenitud para todo el pueblo de Dios", porque este es un "país joven y optimista, lleno de gente dispuesta a trabajar por un futuro vibrante y pleno".