Benedicto XVI y la ecología: Tutelar la creación exige una nueva visión cultural
Maria Milvia Morciano, Ciudad del Vaticano
En las primeras páginas de la encíclica Laudato si', el Papa Francisco se detiene a hablar de la relación de sus predecesores con la creación. En particular, ofrece una síntesis del pensamiento de Benedicto XVI, que abordó incesantemente las cuestiones medioambientales durante los años de su pontificado. Unas veces se trataba de breves insinuaciones, otras de visiones más amplias, como en la encíclica .
Hablamos de ello con el padre Mariano Pappalardo, director del servicio de Evangelización y Catequesis de la diócesis de Rieti y párroco de la iglesia de San Francesco al Terminillo, donde fundó la Fraternidad Monástica de la Transfiguración según la regla de San Benito. El padre Pappalardo dirigió también un ciclo de lecturas y comentarios sobre Laudato si' hace algunos años en la Comunidad Laudato si' - Slow Food de Rieti.
El Papa emérito ha trazado, por así decirlo, algunas grandes pistas por las que se ha encauzado el debate ecológico. Tres en particular son los puntos fundamentales.
La relación entre naturaleza y cultura
La primera vía es, según el padre Pappalardo, "la conexión radical entre naturaleza y cultura, ya que la relación que el hombre tiene con la naturaleza tiene una raíz cultural. Por lo tanto, para conseguir cambiar la relación con la naturaleza, es necesario cambiar, para Benedicto, nuestro sistema cultural". Mientras sigamos atrincherados, encerrados en las alambradas de nuestros sistemas culturales tradicionales, difícilmente podremos renovar nuestra relación con la naturaleza.
Capacidad de comprensión
Un segundo aspecto que nos señala Benedicto es lo importante que es desarrollar la capacidad de comprender, en el sentido literal de "mantener unido", para poder entender, evaluar, juzgar y elegir. En Caritas in veritate Benedicto escribe que el libro de la naturaleza es un "libro invisible" que incluye el medio ambiente, la vida, la familia, la sexualidad, es decir, incluye todos los aspectos. La suya es una visión integradora, que lo incluye todo. Los errores, en cambio, provienen de una visión estrecha, que Benedicto nos invita a superar mediante una visión abierta y armoniosa, nunca conflictiva.
Generar visión
La tercera vía es saber liberarse de las visiones parciales para generar visión. El gran riesgo del hombre de hoy, sostiene Benedicto, es el de ser hombres sin visión. Si no tenemos una visión del mundo, de la historia, de la Iglesia, de Dios, de la espiritualidad, y avanzamos por caminos cortos, por atajos, si no somos capaces de mirar más allá, de saber prever y de mirar más allá de lo visible, de anticiparnos al tiempo y, por tanto, de saber planificar de manera más amplia, nos privamos de conseguir algo grande, algo satisfactorio.
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