Pensando en los jóvenes "antes de que sea demasiado tarde"
Amedeo Lomonaco – Ciudad del Vaticano
"No nos cansemos de abordar la dramática urgencia del cambio climático. Tomemos decisiones concretas y con visión de futuro, pensando en las nuevas generaciones, antes de que sea demasiado tarde. #COP27".
El tuit del Papa Francisco desde su cuenta @Pontifex es un nuevo y sentido llamamiento a responder responsablemente a los retos que plantea el cambio climático. En esta perspectiva, refiriéndose a la cumbre del clima que concluye el 18 de noviembre en Sharm el-Sheikh, el Pontífice expresó el pasado domingo a la hora del , en particular, una esperanza: "Espero – dijo el Papa – que se den pasos adelante, con valor y determinación, en el surco trazado por el Acuerdo de París".
Tras el Acuerdo de París
Francisco también subrayó que es prioritario promover la aplicación efectiva del Acuerdo de París, un tratado internacional celebrado entre los Estados miembros de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático. La Santa Sede presentó recientemente a la Secretaría de la ONU su adhesión al .
"Alcanzar el objetivo de París de limitar el aumento de la temperatura a 1,5°C – reza el mensaje para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación del 1 de septiembre de 2022 – es bastante difícil y requiere la cooperación responsable de todas las naciones para presentar planes climáticos más ambiciosos, o contribuciones determinadas a nivel nacional, para reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero a cero lo más urgentemente posible". Se trata de "convertir" los patrones de consumo y producción, así como los estilos de vida, en una dirección más respetuosa con la creación y el desarrollo humano integral de todos los pueblos presentes y futuros".
Pensar en las nuevas generaciones
Pensar en las nuevas generaciones, como nos insta el Papa en su último tuit, significa hacerse preguntas cruciales. ¿Qué tipo de mundo queremos para nosotros y para los que vendrán después de nosotros?
En su a los participantes en la conferencia "Resilience of People and Ecosystems under Climate Stress", el Pontífice señala un camino para cuidar nuestra casa común: el de la "conversión ecológica que requiere un cambio de mentalidad y el compromiso de trabajar por la resiliencia de las personas y los ecosistemas en los que vivimos".
La pérdida de biodiversidad y las numerosas guerras que se libran en diversas regiones del mundo, junto con la crisis climática de la Tierra, demuestran que "todo está conectado". Y que "promover el bien común del planeta a largo plazo" – se lee en el mensaje a los participantes en la conferencia Resilience of People and Ecosystems under Climate Stress – "es fundamental para una auténtica conversión ecológica".
No perder tiempo
La hora de la conversión ecológica es inaplazable. Se necesitan respuestas urgentes e inmediatas. El Papa Francisco lo ha reiterado varias veces durante su pontificado, invitando a escuchar el grito de la Tierra herida por el hombre, abusada y expoliada.
El Pontífice subraya en su a la COP26: “En varios momentos de la preparación de la COP26, ha quedado claro que no hay más tiempo para esperar; hay demasiados rostros humanos que sufren esta crisis climática: además de sus impactos cada vez más frecuentes e intensos en la vida cotidiana de muchas personas, especialmente de las poblaciones más vulnerables, nos damos cuenta de que también se ha convertido en una crisis de los derechos de los niños y de que, en un futuro próximo, los migrantes por motivos medioambientales superarán a los refugiados por conflictos”.
Que todos colaboren en el cuidado de la creación
“El desafío urgente de proteger nuestra casa común – se lee en la encíclica – incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar. El Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común”.
“Necesitamos – se lee también en la encíclica – una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos”.
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