Jornada Mundial de los Pobres. Trabajar en cercanía con los pobres con gestos concretos
Patricia Ynestroza - Ciudad del Vaticano
En junio cuando se presentó el mensaje de la VI Jornada Mundial de los Pobres, Mons. Rino Fisichella dijo que va dedicado sobre todo a los tristes acontecimientos que se están viviendo, meses de guerra, hablando de la realidad en Ucrania. De hecho, la guerra es la principal causa de la pobreza en el mundo y hoy podemos comprobarlo de primera mano también a través del conflicto que ha estallado en Europa. El Papa -subraya Fisichella- percibe el creciente cansancio que experimentan los pueblos que al principio acogieron generosamente a los refugiados y recaudaron fondos para ayudarlos. Existe el riesgo de volver a la indiferencia.
Recientemente, los miembros de la presidencia del Celam estuvieron en Roma, para la presentación del documento de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, con el título “Hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias. Reflexiones y propuestas pastorales a partir de la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe”. Pope habló con Mons. Lozano, Secretario General, con Mons. Rogelio Cabrera, presidente del Consejo de Asuntos Económicos a los dicasterios y al Santo Padre, y el padre Pedro Manuel Brassesco, secretario general adjunto, quienes en declaraciones, y partiendo del documento sinodal, explicaron cómo priorizar la atención hacia los más necesitados ante la inminente jornada mundial de los pobres.
Por su parte, el Secretario general del Celam -Mons. Jorge Eduardo Lozano- señaló que, como dice el Papa es necesaria una cercanía con los pobres, y realizar gestos concretos por ellos.
Hacer gestos concretos, el Papa antes de la pandemia, realizaba el almuerzo con los pobres que están en las cercanías del Vaticano. En Argentina, y en la Arquidiócesis de Buenos Aires, explicó Mons. Lozano, donde el Papa fue arzobispo, hay varias comunidades parroquiales que tienen esta costumbre de acoger a los pobres en algunos momentos en el año, especialmente en la Nochebuena, en la Navidad, donde organizan a veces en el interior del mismo templo, otras veces en algún lugar contiguo la cena de la Nochebuena para los pobres. El entonces cardenal Bergoglio lo hacía en uno de los Santuarios, donde participaban más de 1000 personas, en general, dijo Mons. Lozano, gente que dormía en la calle o que no tenía para comer o que vivía en condiciones de miseria y era un modo de cercanía y de poder atenderles en la mesa puesta y esto era un gesto que se iba repitiendo en distintas comunidades.
Asistir al más necesitado, gestos concretos
El secretario General del Celam, especifica que "esto de cercanía, de estar con los pobres, no se trata de organizar una colecta, juntar medicamentos o juntar comida y llevarles, sino estar con ellos, ser parte de su vida, escucharlos, darles tiempo para que podamos juntos hacer un camino", afirmó, evitando todo gesto de paternalismo o de supuesta superioridad.
"Gestos de cercanía con comunidades o lugares más pobres, más sufrientes desde el drama del hambre de la miseria y que tienen también en alguno de estos barrios en las capillas, lugares de contención, de acompañamiento, para quienes han caído en alguna adicción, entre ellos una iniciativa que alentó mucho el cardenal Bergoglio era el hogar de Cristo y distintas iniciativas, en esta línea no de asistencia, sino de estar y hacerse cargo".
Padre Pedro Manuel Brassesco afirma que después de la pandemia, el continente latinoamericano se ha convertido en el más desigual y por eso mismo, el documento de la Asamblea Eclesial, presentado recientemente, se especifican una serie de líneas de acción, una transformación social. Además, afirmó que la Iglesia desarrolla una serie de programas, incluso a través de la institución insigne, Caritas, que está presente hasta en la última parroquia del continente, la cual aplica líneas no solamente orientadas a asistir a los pobres, sino también de ayudarles a su propio desarrollo.
"Hace muy poco el Papa ha decidido transferir el fondo Populorum Progressio precisamente al Celam, y este es un claro ejemplo de cómo a lo largo de la historia y también hoy de una manera directa y concreta la iglesia quiere acompañar el camino de los pobres, teniendo en cuenta también que es algo que nos pide el Papa".
Misericordia hacia los pobres
Mons. Rogelio Cabrera, presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana, explica cuál ha sido el papel de la Iglesia de América Latina, y del proceso sinodal de la Asamblea en torno a este compromiso.
Para el Prelado es importante tomar conciencia de la responsabilidad de quienes ayudan, de quienes promueven la generosidad y los actos de solidaridad. Es necesario, dijo, que todos aquellos que colaboran en agrupaciones de beneficencia tengan siempre la misma mirada misericordiosa y respetuosa hacia los pobres. Pero también las personas más necesitadas, deben ser responsables de su desarrollo.
"Hay que apoyar, necesitan recibir apoyos económicos de nuestros gobiernos, pero también deben entender que ese es un derecho que tienen, no es una dádiva bondadosa de la autoridad, sino que, así como tienen derecho al desarrollo institucional y estructural, también todos aquellos que por su necesidad no tienen para la canasta básica, las autoridades tienen que apoyarles, es un derecho, pero también es un deber ser responsables de aquello que se recibe".
Al preguntarle a Mons. Cabrera sobre los migrantes, cómo la Jornada Mundial de los Pobres alimenta esa solidaridad y esa conciencia del compromiso cristiano con losmás necesitados en el rostro de los migrantes. Sin duda que la mayoría de los migrantes son los pobres, entre los pobres, porque están a la deriva, están en la incertidumbre en la que ponen el riesgo también su vida, la unidad de su familia., remarcó Mons. Cabrera, México es un corredor natural de América Central y de otros países hacia los Estados Unidos, el país tiene una gran responsabilidad humanitaria.
"Tenemos que insistir siempre en el buen trato y la responsabilidad de las policías y del ejército, para que no maltraten a ninguno, pero también los lugares o ciudades donde ellos pasan tienen que ser auténticos santuarios es decir, lugares de protección física, espiritual, cultural y humana de quienes quieren llegar a los Estados Unidos. México también tiene la obligación de ofertar aquellos que así lo desean permanecer con nosotros y trabajar en México".
México ofrece, dijo más adelante, oferta laboral, aunque si no se compara con los salarios que pueden recibir en los Estados Unidos, pero lo importante es ver que hay ciudades mexicanos que se han mostrado abiertas a la acogida. En Monterrey, algunas familias de migrantes decidieron quedarse, buscar su futuro allí.
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