Los ancianos, un regalo para el futuro de la humanidad
Amedeo Lomonaco – Ciudad del Vaticano
Las personas mayores, "nunca tan numerosas como ahora", suelen considerarse "una carga", sobre todo cuando prevalece la cultura del descarte y la productividad. En la dramática primera fase de la pandemia pagaron "el precio más alto". En los totalitarismos del siglo XX "el icono dominante" era la exaltación de la juventud, combinada con el desprecio por los ancianos. La vejez, en realidad, es un regalo "para todas las edades de la vida". En esta línea, el Papa Francisco abre un sobre el significado y el valor de la vejez. Un itinerario marcado por el ejemplo de las figuras bíblicas, como Moisés, Eleazar y Judit, que dibuja un perfil de la persona mayor diferente al que suele proponer la cultura dominante. No solo de una persona frágil, a causa de duras pruebas como la de la enfermedad, sino de un testigo insustituible capaz de transmitir sabiduría, valores, fe a las nuevas generaciones.
Es importante y hermoso ser anciano
Junto con la migración, la vejez, explicó el Pontífice en su catequesis del 23 de febrero, se encuentra entre "las cuestiones más urgentes que la familia humana está llamada a afrontar en este tiempo.". La eterna juventud “es una alucinación muy peligrosa” y “ser ancianos es tan importante —y hermoso— es tan importante como ser jóvenes”.
Los ritmos de la vejez
Las oportunidades asociadas a la longevidad son el tema central de la . "La vejez, ciertamente, impone ritmos más lentos: pero no son solo tiempos de inercia. La medida de estos ritmos", explica Francisco, "abre, para todos, espacios de sentido de la vida desconocidos para la obsesión de la velocidad”. El Papa también recuerda que la alianza de generaciones es indispensable. Es una sociedad "estéril" y "sin futuro" en la que "los ancianos no hablan con los jóvenes" y "los jóvenes no hablan con los ancianos". "Perder tiempo" con los hijos, los abuelos y los ancianos "fortalece la familia humana".
La voz profética de los ancianos
Las personas mayores son un recurso para los jóvenes. En la , el Papa subrayó, en particular, que la sabiduría de los ancianos es una palabra profética "para ir contra la corrupción". El mundo necesita "jóvenes fuertes" y "ancianos sabios". Y los ancianos, recuerda el Pontífice, deben "ser profetas contra la corrupción, como Noé fue el profeta contra la corrupción de su tiempo, porque era el único del que Dios se fio”.
Memoria y testimonio
El eje de la es el ejemplo de Moisés que, al final de sus días, proclama el nombre del Señor, transmitiendo a las nuevas generaciones el legado de su historia vivida con Dios. "Moisés ve la historia y transmite la historia". Los ancianos, añade Francisco, "ven la historia y transmiten la historia". "Una vejez a la que se le concede esta lucidez es un precioso regalo para la generación que le sigue".
La fidelidad a la visita de Dios
El “tierno cuadro pintado por el evangelista san Lucas, que llama a escena a dos figuras de ancianos, Simeón y Ana” es el eje de la . De estas dos figuras de ancianos llenos de vitalidad espiritual "aprendemos que la fidelidad de la expectativa agudiza los sentidos". "La vejez debilita, de un modo u otro, la sensibilidad del cuerpo". "Sin embargo, una vejez que se ha ejercitado en la espera de la visita de Dios -afirma Francisco- no perderá su paso: al contrario, estará también más dispuesta a captarlo, tendrá más sensibilidad para acoger al Señor cuando pase.
El amor por la vida vivida
En la , el Papa Francisco subrayó que no siempre hay atención en las sociedades para devolver a nuestros ancianos el amor que han recibido. El honor por la vida vivida, "no es cosa de ancianos". Más bien "es una ambición que hará brillar a los jóvenes que hereden sus mejores cualidades".
La alianza entre generaciones abre el futuro
En la catequesis de la , Francisco relee el vínculo bíblico entre la joven viuda Rut y su anciana suegra Noemí. Es “una valiosa enseñanza sobre la alianza de las generaciones”, con la juventud -dice el Papa- "capaz de dar de nuevo entusiasmo a la edad madura" y la vejez de “reabrir el futuro para la juventud herida”.
La fe “no es una cosa de ancianos”
Se trata de un personaje bíblico llamado Eleazar, referido en el segundo libro de los Macabeos, que es el protagonista de la . El de Eleazar es un testimonio de la relación especial que existe entre la fidelidad del honor de la fe y la vejez: “El honor de la fe se encuentra periódicamente bajo la presión, incluso violenta, de la cultura de los dominadores, que intenta envilecerla tratándola como un hallazgo arqueológico, o vieja superstición, terquedad anacrónica”, dijo el Pontífice. “Creer no es algo ‘de ancianos’, sino que es algo de vida”, señaló el Pontífice.
Una vejez generosa
El personaje bíblico de Judit es un ejemplo de la contribución que las personas mayores pueden hacer a las familias y a la sociedad. El Papa Francisco lo recuerda en . “El heroísmo no es solamente el de los grandes eventos que caen bajo los focos, sino que a menudo el heroísmo se encuentra en la tenacidad del amor vertido en una familia difícil y a favor de una comunidad amenazada”, sostuvo el Papa.
La prueba de la fe
En la , el Papa presentó la figura de Job que, tras perderlo todo y protestar contra Dios, comprende que el Señor no es un perseguidor sino un Padre tierno. “Los ancianos, recuerda Francisco, han aprendido mucho en la vida, han pasado muchas, pero al final tienen esta paz, una paz —yo diría— casi mística, es decir la paz del encuentro con Dios”.
El sentido de las cosas de la vida
Una razón desafectiva e irresponsable resta hoy sentido y energía al conocimiento de la verdad, el peligro es dar espacio a la indiferencia. El Papa Francisco, recordando las páginas bíblicas de Cohélet, nos lo recuerda en la . La tercera edad puede abrir un nuevo camino: “Si los ancianos, que ya han visto de todo, conservan intacta su pasión por la justicia, entonces hay esperanza para el amor, y también para la fe”.
Hacerse cargo de los ancianos
De los ancianos aprendemos el don de "abandonarnos al cuidado de los demás y de Dios". El Papa Francisco lo subrayó en su , señalando también la necesidad de reformar una civilización y una política que marginan la vejez y la enfermedad: “Toda la sociedad debe apresurarse a atender a sus ancianos —¡son el tesoro!— cada vez más numerosos, y a menudo también más abandonados”, dijo el Santo Padre.
Los ancianos caminan hacia lo Eterno
En la catequesis de la , el Pontífice, rememorando la figura de Nicodemo, recuerda que la misión de los ancianos es disipar "la ilusión tecnocrática de una supervivencia biológica y robótica y abrirse "a la ternura del vientre creador y generador de Dios”. “El anciano camina hacia adelante, el anciano camina hacia el destino, hacia el cielo de Dios, el anciano camina con su sabiduría vivida durante la vida”.
Los ancianos y la enfermedad
El relato de la versión evangélica de Marcos sobre la curación de la suegra de Simón, que aún no se llama Pedro, es el tema central de la . "La enfermedad pesa sobre los ancianos de una manera diferente y nueva que cuando uno es joven o adulto", aseveró el Sucesor de Pedro. Jesús, recuerda el Papa, no visita solo a esa anciana enferma. Pero va allí junto con los discípulos: "Es precisamente la comunidad cristiana que debe cuidar de los ancianos: parientes y amigos, pero la comunidad”.
Seguir siempre a Jesús
En la catequesis sobre la vejez, la se centra en el diálogo entre Jesús resucitado y Pedro al final del Evangelio de Juan. El Pontífice aborda el tema de la debilidad senil que lleva a la dependencia de los demás. "El seguimiento de Jesús sigue adelante, con buena salud, con no buena salud, con autosuficiencia y con no autosuficiencia física, pero el seguimiento de Jesús es importante: seguir a Jesús siempre, a pie, corriendo, lentamente, en silla de ruedas, pero seguirle siempre”, manifestó Francisco.
“La vida del anciano es una despedida, lenta, lenta, pero una despedida alegre: he vivido la vida, he conservado mi fe. Esto es hermoso, cuando un anciano puede decir esto: “He vivido la vida, esta es mi familia; he vivido la vida, he sido un pecador, pero también he hecho el bien”. Y esta paz que viene, esta es la despedida del anciano”.
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