El Papa a te¨®logos: la gente necesita de quienes saben hacer comprensible la fe
Pope
La tarea a la que está llamada hoy una escuela de teología fue la premisa a partir de la cual desarrolló su discurso el Papa Francisco al recibir a los formadores del Seminario Arzobispal de Milán en el 150 aniversario de la revista La Scuola Cattolica. El discurso fue entregado por el Santo Padre a los participantes, que decidió hablar con ellos espontáneamente. Tres los puntos considerados: la teología como servicio a la fe, como formadora en humanidad y proximidad y la teología al servicio de la evangelización.
La teología es un servicio a la fe viva de la Iglesia
Para el Santo Padre, la comunidad ¡°necesita el trabajo de quienes intentan interpretar la fe¡± de quienes saben hacerla ¡°comprensible¡± y ¡°exponerla con nuevas palabras¡±: se trata de un trabajo que hay que hacer "una y otra vez, en cada generación", motivo por el cual el lenguaje teológico ¡°debe ser siempre vivo, dinámico, no puede dejar de evolucionar y debe procurar hacerse entender¡±.
Constando que ¡°a veces los sermones o catequesis que escuchamos están hechos en gran parte de moralismos¡±, no suficientemente ¡°teológicos¡±, vale decir, que son ¡°poco capaces de hablarnos de Dios y de responder a las preguntas de sentido que acompañan la vida de las personas¡±, Francisco invitó a los teólogos a cuestionarse siempre ¡°cómo es posible comunicar hoy las verdades de la fe, teniendo en cuenta los cambios lingüísticos, sociales y culturales¡±, y a utilizar de manera ¡°competente¡± los medios de comunicación, ¡°sin diluir, debilitar o ¡®virtualizar¡¯ nunca el contenido a transmitir¡±. Cuando hablemos o escribamos, - fue la indicación del Papa - tengamos siempre presente el vínculo entre la fe y la vida, y estemos atentos a no caer en la autorreferencialidad.
"Expertos en humanidad y proximidad"
¿Por qué esta afirmación? Porque para Francisco ¡°la renovación y el futuro de las vocaciones sólo es posible si hay sacerdotes, diáconos, consagrados y laicos bien formados¡±. Afirmando que las manos del Señor, que moldean estos "vasijas de barro", actúan a través del cuidado paciente de formadores y acompañantes, el Papa instó a los formadores a tener una actitud abierta que permita al educador ¡°encontrarse¡± con ¡°toda¡± la personalidad del llamado. Por eso ¡°la sexualidad, la afectividad y la relacionalidad son dimensiones de la persona que deben ser consideradas y comprendidas, tanto por la Iglesia como por la ciencia, también en relación con los desafíos y los cambios socioculturales¡±.
Cuando se discierne si una persona puede o no emprender un camino vocacional, - explicó - es necesario escrutarla y evaluarla de manera integral: considerar su manera de vivir sus afectos, relaciones, espacios, roles, responsabilidades, así como sus fragilidades, miedos y desequilibrios. ¡°Todo el camino ¨C indicó - debe activar procesos dirigidos a formar sacerdotes y consagrados maduros, expertos en humanidad y proximidad, y no funcionarios de lo sagrado¡±.
La teología al servicio de la evangelización
En el último punto el Santo Padre reitera que la evangelización ¡°nunca es proselitismo, sino atracción por Cristo¡±, y que ¡°todos los hombres tienen derecho a recibir el Evangelio y los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie¡±. En este camino, por lo tanto, no se puede evitar, tal como dice el Obispo de Roma, "el diálogo con el mundo, con las culturas y las religiones¡±.
Por eso "el hábito" del teólogo ¨C aseguró Francisco ¨C es el del hombre espiritual, humilde de corazón, abierto a la infinita novedad del Espíritu y cercano a las heridas de la humanidad pobre, descartada y sufriente. La plenitud de la verdad, a la que conduce el Espíritu, - recordó - no es tal si no está encarnada.
El Papa Francisco concluyó el discurso afirmando que ¡°ni la Iglesia ni el mundo necesitan una teología de ¡®escritorio¡¯, sino una reflexión capaz de acompañar los procesos culturales y sociales, especialmente las transiciones difíciles, haciéndose cargo también de los conflictos¡±. Y advirtiendo que debemos cuidarnos "de una teología que se agota en la disputa académica o que mira a la humanidad desde un castillo de vidrio¡±.
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