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Siete días con el Papa Francisco

“La audiencia a los peregrinos eslovacos, los llamamientos por la paz en Ucrania y la intención de oración para el mes de mayo”, fueron algunas de las actividades que caracterizaron la Semana del Papa Francisco.

Renato Martinez - Ciudad del Vaticano

“¡Que Dios los conserve siempre ricos en la sal de la acogida! Y que su sal no pierda su sabor, renovándose siempre con la linfa vital que extraen de sus raíces”, con estas palabras el Papa Francisco saludó a los más de 2.500 peregrinos eslovacos que llegaron a Roma este 30 de abril, para agradecer al Pontífice por su Visita Apostólica a Eslovaquia en septiembre pasado, y a quienes recibió en audiencia, en el Aula Pablo VI del Vaticano. 

En sus saludos, el Santo Padre destacó el valor de la acogida del pueblo eslovaco, que se ha puesto de manifiesto recientemente en el trágico contexto de la guerra en Europa.

“La sal de la acogida, que apunta a la sal del Evangelio. Y recientemente su acogida ha vuelto a manifestarse, esta vez en el trágico contexto de la guerra. En los últimos meses, muchas de vuestras familias, parroquias e instituciones han acogido bajo su techo a madres e hijos de familias ucranianas obligadas a separarse para salvarse, que habían llegado con su pobre equipaje”.

El Papa se despidió de ellos animándolos a seguir rezando y trabajando por la paz, que se construye en nuestra vida cotidiana, también con estos gestos de caridad acogedora.

Regina Coeli: seguir el camino del diálogo y la paz

Y este III Domingo de Pascua, antes del rezo del Regina Coeli, el Papa Francisco reiteró que para ir al encuentro de Jesús hay que comprometerse, lanzarse con un renovado impulso en el camino del bien. Ante una Plaza de San Pedro, llena de fieles y peregrinos, el Santo Padre reflexionó sobre el Evangelio de este domingo que narra la tercera aparición de Jesús resucitado a los apóstoles, que estaban a orillas del lago de Galilea, desmoralizados y desilucionados porque no habían pescado nada durante toda la noche.

“Hermanos, hermanas, cuando en la vida tenemos las redes vacías, no es el momento de autocompadecernos, de divertirnos, de volver a los viejos pasatiempos. Es el momento de volver a empezar con Jesús, de hallar el valor de recomenzar, de navegar mar adentro con Él”.

Ese mismo domingo, el Papa Francisco, tras la oración mariana del Regina Caeli, recordó que este 1 de mayo comienza el mes dedicado a la Madre de Dios, por lo que invitó "a todos los fieles y comunidades a rezar el Rosario por la paz todos los días de mayo". Asimismo, dirigió un pensamiento especial a la ciudad ucraniana de Mariupol, que significa “ciudad de María” y renovó su llamamiento para que se establezcan corredores humanitarios seguros para las personas atrapadas en esa ciudad.

"Sufro y lloro pensando en el sufrimiento de la población ucraniana y, en particular, de los más débiles, los ancianos y los niños. Incluso hay informes terribles de niños expulsados y deportados. Y mientras asistimos a una macabra regresión de la humanidad, me pregunto, junto a tanta gente angustiada, si realmente buscamos la paz; si existe la voluntad de evitar una continua escalada militar y verbal; si hacemos todo lo posible por silenciar las armas".

Por último, el Francisco exhortó a no ceder a la lógica de la violencia y a la espiral perversa de las armas e invitó a "seguir el camino del diálogo y la paz".

Oremos por la fe de los jóvenes

Y también, al inicio de este mes fue publicado el Video del Papa con la intención de oración para mayo, en el cual el Santo Padre nos invita a rezar por los jóvenes, para que, llamados a una vida plena, descubran en María el estilo de la escucha, la profundidad del discernimiento, la valentía de la fe y la dedicación al servicio.

Catequesis: Eleazar, la coherencia de la fe, el legado del honor

En la Audiencia General de este 4 de mayo, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre impartió su octava catequesis sobre el valor de la vejez titulada en esta ocasión: “Eleazar, la coherencia de la fe, el legado del honor”.

“Eleazar decidió morir antes que renegar de la fe, dando así ejemplo de fidelidad y de coherencia a las futuras generaciones. Su testimonio nos deja una gran herencia: ser coherentes con la propia fe, es decir, obrar siempre de acuerdo a lo que creemos, hasta el final de nuestros días”.

El Santo Padre también advirtió de la tentación de separar la fe y la vida que hoy se da de diferentes maneras, incluso con maneras que parecen mejores espiritualmente.

“Por ejemplo, vemos que la práctica de la fe muchas veces se presenta de forma negativa, se ridiculiza o se margina, o bien se considera una cosa de “viejos”, algo inútil e incluso nocivo para la propia existencia. Frente a esto, estamos llamados a testimoniar que la fe no es algo reservado a una etapa de la vida, sino una bendición para todos, un don que siempre merece ser respetado y honrado”.

El Papa al final invocó al Espíritu Santo para que nos ayude a ser testigos fieles y valientes de Cristo, y sobre todo a ser coherentes cuando las dificultades ponen a prueba nuestra fe.

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06 mayo 2022, 11:30