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Trabajar por la inclusión social de los enfermos de lepra, y proteger el derecho a la salud de las personas más frágiles: lo pidió el Papa Francisco a los responsables de las Naciones tras rezar el Ángelus del domingo 31 de enero. En la Jornada Mundial de los enfermos de lepra, el Sumo Pontífice expresó su cercanía a quienes padecen esta enfermedad, y tuvo palabras de aliento para con los misioneros, sanitarios y voluntarios que están comprometidos a su servicio. Estas sus palabras:

Hoy se celebra la Jornada Mundial de los enfermos de lepra, iniciada hace más de sesenta años por Raoul Follereau y llevada adelante especialmente por las asociaciones inspiradas en su labor humanitaria. Expreso mi cercanía a quienes padecen esta enfermedad y animo a los misioneros, sanitarios y voluntarios comprometidos con su servicio. La pandemia ha confirmado lo necesario que es proteger el derecho a la salud de las personas más frágiles: espero que los responsables de las Naciones unan sus esfuerzos para tratar a los enfermos del morbo de Hansen y por su inclusión social.

Según datos publicados por la OMS en 2017, se registraron ese año más de 200 mil casos, según cifras oficiales provenientes de 159 países de cada una de las regiones de dicha organización. Sin embargo, los datos pueden estar muy subestimados. Las principales causas son la falta de servicios sanitarios e higiénicos adecuados, agravada por los prejuicios culturales y el estigma, debido a las marcas que la enfermedad deja en el cuerpo. Tal como refiere la OMS, las personas afectadas por la lepra suelen ser objeto de discriminación y estigmatización. Esta situación tiene efectos negativos en el acceso al diagnóstico, el resultado del tratamiento y los resultados de la atención, además de violaciones de los derechos civiles, políticos y sociales. Poner fin a la discriminación, el estigma y los prejuicios es fundamental para acabar con la lepra.