Recordando el viaje del Papa a Chile y 笔别谤ú: encuentros que dieron frutos
Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano
Han pasado tres años del viaje apostólico del Papa Francisco a Chile y Perú, organizado del 15 al 22 de enero de 2018, que estuvo marcado por gestos de profunda fraternidad entre el Santo Padre y los pueblos anfitriones.
Durante la primera etapa en Chile (del 15 al 18 de enero) que incluyó las ciudades de Santiago, Temuco e Iquique, el Sucesor de Pedro participó en varios encuentros bajo el lema "Mi paz les doy".
El Papa pidió perdón por los abusos
Uno de los momentos más destacados de este viaje fue cuando Francisco pidió perdón ante el "daño irreparable" causado a las víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes en Chile. El Pontífice expresó su "dolor y vergüenza" por estos abominables hechos durante del país, en la sede del Ejecutivo conocida como la Casa de la Moneda, en su primer acto oficial en tierras chilenas.
Encuentro con las víctimas y oración
Asimismo, el Santo Padre concretó sus palabras de perdón reuniéndose personalmente con un grupo de víctimas de abusos sexuales por parte del clero chileno en la nunciatura de Santiago, el martes 16 de enero. Un encuentro totalmente privado en el que el Papa pudo escuchar la voz y el testimonio de las personas que sufrieron directamente los estragos del abuso y oró junto a ellos.
Sin duda, estos momentos tocaron de lleno el corazón del Obispo de Roma, quien meses más tarde decidió convocar a los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo, en una reunión sin precedentes que tuvo lugar en el Vaticano del 21 al 24 de febrero de 2019, con el fin de trabajar juntos para combatir los abusos sexuales. Este fue el primero de los numerosos pasos que ha dado la Iglesia en respuesta a la ardua lucha contra este flagelo.
Chile sea solidario con los migrantes
Durante su visita a Chile, el Papa también dedicó , pidiendo al pueblo chileno que sea "hospitalario y solidario" con quienes llegan a su país.
Concretamente lo dijo en la ciudad de Iquique, en campo Lobito, donde celebró la tercera y última Misa de su viaje apostólico, antes de partir a Perú. Allí, el Santo Padre recordó la importancia de "observar todo lo bueno que los migrantes tienen para aportar" y exhortó a rechazar cualquier forma de aprovechamiento o explotación frente a la población migrante.
La comunidad mapuche y sus derechos
Cabe destacar dos encuentros más de Francisco con el pueblo chileno en los que abundaron la complicidad y la conexión fraterna.
El primero, fue la , ofrecida en Temuco, región de la Araucanía, lugar donde el Pontífice recordó las "injusticias con las que han tenido que cargar los miembros de los pueblos originarios de esta nación", e instó a los chilenos a dejar de lado "la lógica que les hace creer que existen sociedades superiores o inferiores". Además, en su homilía, Francisco señaló que los pueblos originarios "reclaman no solo ser escuchados, sino también ser reconocidos".
Mujeres detenidas: "¡Miren hacia adelante!"
El segundo gesto de gran fraternidad fue la visita del Papa a las mujeres detenidas del Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín en Santiago de Chile.
A ellas, Francisco de aliento y de esperanza, haciendo hincapié en que la sociedad tiene la obligación de reinsertar a todas las mujeres que se encuentran presas.
"Mirar adelante, generar proceso de reinserción. Ese debe ser el sueño de ustedes", dijo el Papa recordando que "cada esfuerzo que se haga por luchar por un mañana mejor, siempre dará frutos y se verá recompensado".
El Pontífice no perdió esta oportunidad para exhortar, tanto a las detenidas como a los oficiales de la prisión "a no perder la dignidad, sino a fomentarla y transmitirla en sus actividades diarias".
"Estar privadas de libertad no es sinónimos de pérdida de sueños de esperanzas. Ser privado de libertad no es lo mismo que ser privado de la dignidad. Nadie puede ser privado de la dignidad", concluyó.
Francisco en Perú y los pueblos de la Amazonia
Tras despedirse del pueblo chileno, el Papa llegó a Perú el 18 de enero de 2018 bajo el lema "Unidos por la esperanza".
Y precisamente fue la esperanza el elemento unificador en los numerosos actos que compartió el Santo Padre con el pueblo peruano.
Minería ilegal, explotación y trata de personas
Uno de los acontecimientos centrales de este viaje fue el Encuentro con los pueblos de la Amazonia, en el Coliseo Regional Madre de Dios en Puerto Maldonado.
Consciente de los numerosos problemas y desafíos a los que se enfrentan cada día estos pueblos en su lucha por la supervivencia, que la defensa de la tierra "no tiene otra finalidad que no sea la defensa de la vida".
"Sabemos del sufrimiento que algunos de ustedes padecen por los derrames de hidrocarburos que amenazan seriamente la vida de sus familias y contaminan su medio natural", dijo Francisco, reflexionando sobre "otra devastación de la vida que viene acarreada con esta contaminación ambiental propiciada por la minería ilegal", es decir, la trata de personas:
De Puerto Maldonado al Sínodo para la Amazonia
Igualmente, en este encuentro el Papa pidió que los pueblos originarios sean reconocidos: "Urge asumir el aporte esencial que le brindan a la sociedad toda"-dijo- ya que "nunca pueden ser considerados una minoría, sino auténticos interlocutores".
Unas palabras contudendentes -las del Pontífice- que con el tiempo culminarían dando auténticos frutos en la celebración del Sínodo para la Amazonia, llevado a cabo en Roma del 6 al 27 de octubre de 2019 para escuchar la voz de los pueblos de la Amazonia: su sabiduría, su cultura y cosmovisión que nos recuerdan que "no somos los poseedores absolutos de la creación".
Unos frutos que luego se vieron reflejados en la publicación de la exhortación apostólica post-sinodal:
Religiosos y consagrados: la llamada y la alegría
Otro de los momentos especiales del Obispo de Roma en Perú fue su , consagrados y seminaristas en el Colegio Seminario San Carlos y San Marcelo (Trujillo).
Dos fueron las palabras claves de este evento: llamada y alegría.
El Papa invitó a todos a responder con valentía a la llamada de Dios a la vocación religiosa o de vida consagrada que supone una entrega total al servicio del Señor y de la Iglesia: "Nos hace bien recordar que nuestras vocaciones son una llamada de amor para amar, para servir. No para sacar tajada para nosotros mismos", afirmó en su discurso.
Francisco, además, exhortó a los presentes a no perder la gracia de la alegría, incluso en los momentos de dificultad, ya que esta proviene de la experiencia de sentirnos amados por Dios, y por tanto la alegría "es contagiosa cuando es verdadera".
Visita al hogar El Principito: "Los niños son el tesoro más grande"
El broche final del viaje del Santo Padre en tierras peruanas fue su visita a la casa hogar El Principito, perteneciente a la asociación Apronia, fundada por el padre Xavier Arbex: un albergue cuya misión es proteger y apoyar a menores y adolescentes que se encuentran en una situación de peligro para su integridad (abandono moral, orfandad, maltrato físico, pobreza extrema, abusos, etc.).
"Me da alegría ver que tienen un hogar donde son acogidos, donde con cariño y amistad los ayudan a descubrir que Dios les tiende las manos y les pone sueños en el corazón, ¡es lindo eso!", , recordando a los pequeños que Jesús es nuestro tesoro, y que ellos, los niños "son su reflejo":
"Ustedes niños son también nuestro tesoro, el de todos nosotros, el tesoro más lindo que tenemos que cuidar. Perdonen las veces que los mayores no lo hacemos o que no les damos la importancia que ustedes se merecen. Cuando sean grandes no lo olviden. Sus miradas, sus vidas siempre exigen un mayor compromiso y trabajo para no volvernos ciegos o indiferentes ante tantos otros niños que sufren y pasan necesidad. Ustedes, sin lugar a dudas, son el tesoro más preciado que tenemos que cuidar", concluyó el Pontífice.
Gestos y palabras que dieron y dan frutos
A tres años del viaje a Chile Y Perú, que quedará guardado para siempre en la memoria y en el corazón, no solo del Papa, sino de millones de fieles; aún resuenan todos estos momentos, gestos y palabras que no han sido olvidados con el paso del tiempo, sino que han dado (y continúan dando), frutos en abundancia.
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