Un pueblo que no cuida a sus abuelos no tiene futuro
Pope
La Iglesia celebra hoy la memoria litúrgica de los Santos Ángeles Custodios, y en Italia, además, para todas las familias y desde el año 2005, cada 2 de octubre es la Fiesta de los Abuelos. Abuelos que hoy se ven obligados a permanecer protegidos y a distancia a causa del COVID-19. De ahí que hoy, muchos de ellos, reciben saludos y felicitaciones por teléfono o por ordenador. Además ayer el Presidente de esta nación, Sergio Mattarella, también quiso celebrar a los ancianos al afirmar: "Muchas veces son ellos los que nos enseñan el respeto a los valores, nos recuerdan nuestras raíces, nos muestran el camino de la dignidad, la dedicación, la generosidad. Su ejemplo en estos tiempos difíciles es un patrimonio extraordinario que no debemos ni queremos dispersar".
En Italia hay alrededor de doce millones de abuelos, y ellos representan hoy el pilar del bienestar en este país. De hecho, según el estudio Share (The Survey of Health, Ageing and Retirement in Europe), La República italiana la nación en la que, más que en otros países europeos, los abuelos cuidan a sus nietos a diario, lo que representa el 33%, frente al 28% de Grecia, 24,3% de España, 15% de Alemania, 9,4% de Francia y 1,6% de Dinamarca.
El “trabajo” de los abuelos en Italia
Si su trabajo se calculara económicamente, ascendería a más de 2.000 euros al mes y por familia. Una cantidad que, repartida entre el total de horas "proporcionadas" en forma de cuidado de niños a los nietos, alcanza los 24.000 millones de euros al año.
Los abuelos según el Papa Francisco
El martes 19 de noviembre de 2013 el Papa Francisco destacaba el papel precioso de los ancianos en la Iglesia y en la sociedad. Y lo hacía en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. Su meditación comenzaba con una pregunta:
“¿Qué dejamos en herencia a nuestros jóvenes?”. Como respuesta, el Santo Padre recordó el relato contenido en el segundo libro de Macabeos que narra el episodio del sabio anciano Eleazar, uno de los más estimados escribas, que en lugar de comer carne prohibida para complacer al rey, se embarcó voluntariamente en el martirio. El consejo de sus amigos, que le instaron a fingir que comía esa comida para salvarse, no sirvió de nada. Prefirió morir sufriendo antes que dar un mal ejemplo a los demás, especialmente a los jóvenes.
El papel de los ancianos en la Iglesia y en el mundo
"Un anciano coherente hasta el final", dijo el Obispo de Roma, en cuyo comportamiento ejemplar se puede reconocer el papel de los ancianos en la Iglesia y en el mundo". Y relacionó ese episodio con la actitud “fingir, fingir piedad, fingir religiosidad”, algo que Jesús “condena con una palabra muy fuerte en el capítulo 23 de San Mateo: la hipocresía”. Mientras aquel buen hombre tan estimado por su pueblo, no piensa en sí mismo, sino sólo en Dios, en “no ofenderlo con el pecado de la hipocresía y de la apostasía”. Y piensa también en la herencia que debe dejar, “por lo tanto – dijo Francisco – piensa en los jóvenes”.
La coherencia de la fe
De ahí que el Pontífice meditaba acerca de la coherencia de la fe del anciano y su responsabilidad de dejar “una herencia noble, verdadera”. Tras destacar que los “ancianos son los que nos traen la historia, la doctrina, la fe y nos la dejan en herencia”, Francisco decía que ellos: “Son como el buen vino añejo”, que tienen “fuerza dentro, la fuerza de dejarnos una herencia noble”.
Los abuelos son un tesoro
Además, en aquella ocasión en Papa compartió un recuerdo de su Infancia. La historia que se les contaba de una familia con muchos niños y un abuelo que vivía con todos ellos. Un abuelo que había envejecido y cuando tomaba la sopa se manchaba todo… Por eso un día el padre de familia resolvió esta situación dejándolo solo para que comiera en la cocina y no con el resto de los integrantes.
La historia seguía con el episodio en que el papá de esta familia al regresar a su casa se encontró con uno de sus hijos que jugaba a hacer de carpintero. Y a la pregunta de qué estaba haciendo, el niño le respondió: “Estoy construyendo una mesa para ti, papá, para cuando seas viejo como el abuelo”. Y añadió:
El Papa Francisco también afirmó que “es verdad que a veces la vejez es algo fea a causa de las enfermedades que comporta”.
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