El Papa: No permanecer indiferentes ante un mundo sediento de paz
María Cecilia Mutual - Ciudad del Vaticano
En un mundo que corre el riesgo de ¡°acostumbrarse¡± al mal de la guerra, la paz es la prioridad de cualquier política: lo subrayó el Papa Francisco esta tarde digiriéndose, en la Plaza del Capitolio de Roma, a los participantes en el 34° Encuentro de Oración por la Paz en el espíritu de Asís, promovido por la Comunidad de San Egidio e inspirado en el histórico encuentro interreligioso querido por San Juan Pablo II en 1986.
El Encuentro, que este año se titula "Nadie se salva solo - Paz y fraternidad", se desarrolló con presencia limitada debido a las medidas anticontagio por el Covid 19 y fue transmitido en streaming. Además, siempre a causa de la pandemia, algunos representantes religiosos no pudieron asistir, como fue el caso de Gran Imán de al-Azhar, Ahmed al-Tayyeb.
El Pontífice participó, en primer lugar, en un momento de oración ecuménica con otras confesiones cristianas en la Basílica de Santa María en Aracoeli y, sucesivamente, se dirigió a la Plaza romana del Capitolio donde tuvo lugar la ceremonia con representantes de las grandes religiones del mundo y autoridades. Aquí, poniendo en evidencia que el mundo que tiene ¡°sed ardiente de paz¡± recordó también que la paz no se logra por sí solos sino juntos, encontrándonos.
Francisco inició su con palabras de agradecimiento y alegría por esta ocasión de encuentro con ¡°ilustres líderes religiosos, distinguidas Autoridades y numerosos amigos de la paz¡±. Entre ellos, el Papa saludó especialmente al señor Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella y a Su Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomé, "mi hermano", manifestando sincero aprecio porque ¡°a pesar de las dificultades del viaje, él y otras personalidades hayan deseado participar en este momento de oración¡±.
La visión profética de paz de San Juan Pablo II
Recordando el primer encuentro en el espíritu de Asís, querido por san Juan Pablo II, el Papa subrayó que ¡°en esa visión de paz había una semilla profética que, paso a paso, gracias a Dios ha ido madurando con encuentros inéditos, acciones de pacificación y nuevas ideas de fraternidad. De hecho, mirando hacia atrás, aunque lamentablemente nos encontramos en los últimos años con acontecimientos dolorosos, como conflictos, terrorismo o radicalismo, a veces en nombre de la religión, debemos reconocer los pasos fructuosos en el diálogo entre las religiones. Es un signo de esperanza que nos anima a trabajar juntos como hermanos. Así hemos llegado al importante , que firmé con el Gran Imán de al-Azhar, Ahmed al-Tayyeb, en el año 2019¡±.
La diversidad no justifica la indiferencia o la enemistad
«El mandamiento de la paz está inscrito en lo profundo de las tradiciones religiosas» afirmó a continuación el Pontífice retomando una cita de su última encíclica y precisó:
¡°Los creyentes han entendido que la diversidad de religiones no justifica la indiferencia o la enemistad. En efecto, partiendo de la fe religiosa, uno puede convertirse en artesano de la paz y no en espectador inerte del mal de la guerra y del odio. Las religiones están al servicio de la paz y la fraternidad".
Para el Santo Padre, este encuentro "impulsa a los líderes religiosos y a todos los creyentes a rezar con insistencia por la paz, a no resignarse nunca a la guerra, a actuar con la fuerza apacible de la fe para poner fin a los conflictos". Por ello afirmó con fuerza:
La paz es prioridad de cualquier política
El Papa recordó que ¡°en muchos países se sufre por las guerras, con frecuencia olvidadas, pero que son siempre causa de sufrimiento y de pobreza¡± y advirtió que ¡°el mundo, la política, la opinión pública corren el riesgo de ¡®acostumbrarse al mal de la guerra¡¯, como compañero natural en la historia de los pueblos¡±. De aquí su exhortación:
Y tras constatar que ¡°en la actualidad, los dolores de la guerra también se ven agravados por la pandemia del coronavirus y la imposibilidad, en muchos países, de acceder a los tratamientos necesarios¡±, subrayó que ¡°los conflictos continúan, y con ellos el dolor y la muerte¡±. Por ello, señaló:
"«¡Basta!»: es una respuesta inequívoca a toda violencia", afirmó el Obispo de Roma retomando las palabras que dijo Jesús cuando los discípulos le mostraron dos espadas, antes de la Pasión. Y explicó que ese «¡basta!» de Jesús "supera los siglos y llega con su fuerza hasta nosotros hoy".
Ningún pueblo puede lograr la paz por sí solo
El Pontífice recordó también que San Pablo VI repitió este llamamiento a las Naciones Unidas en 1965, afirmando: «¡Nunca jamás guerra!». ¡°Esta es la súplica de todos nosotros, hombres y mujeres de buena voluntad"- precisó. "Es el sueño de todos los artesanos y buscadores de la paz, conscientes de que ¡®toda guerra deja al mundo peor que como lo había encontrado¡¯¡±.
Ningún pueblo, ningún grupo social puede por sí solo lograr la paz, el bien, la seguridad y la felicidad. Ninguno. La lección de la reciente pandemia, si deseamos ser honestos, es "la consciencia de ser una comunidad mundial que navega en una misma barca, donde el mal de uno perjudica a todos. Recordamos que nadie se salva solo, que únicamente es posible salvarse juntos".
Concientes de ser una sola humanidad
¡°La fraternidad, que nace de la conciencia de ser una sola humanidad, debe penetrar en la vida de los pueblos, en las comunidades, entre los gobernantes, en los foros internacionales¡± afirmó a continuación el Santo Padre, asegurando que "de esta manera, aumentará la conciencia de que sólo podemos salvarnos juntos encontrándonos, tratándonos, evitando las peleas, reconciliándonos, moderando el lenguaje de la política y de la propaganda, desarrollando caminos concretos para la paz¡±.
Juntos para comunicar un mensaje de paz
¡°Estamos juntos esta tarde, como personas de diferentes tradiciones religiosas, para comunicar un mensaje de paz¡± afirmó en la conclusión el Papa Francisco. ¡°Esto muestra claramente que las religiones no quieren la guerra, al contrario, desenmascaran a quienes sacralizan la violencia, piden a todos que recen por la reconciliación y que actúen para que la fraternidad abra nuevos caminos de esperanza¡±.
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