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Gracias a la ayuda del Papa Francisco, la diócesis de Cúcuta, siempre atenta al fenómeno migratorio en la frontera entre Colombia y Venezuela, pudo entregar dos toneladas y media de alimentos para ser distribuidos a los migrantes venezolanos con la colaboración y ayuda de la policía nacional el lunes 24 de agosto.

Lamentablemente, hay miles de migrantes venezolanos que, a raíz de la propagación de la pandemia de coronavirus, se vieron obligados a regresar a su país de origen y a esperar en la frontera, en refugios improvisados, sin alimentos y sin cobijo.

En esta dramática situación, el obispo de la diócesis de Cúcuta, Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, ha pedido a todos los habitantes de esta zona fronteriza que eleven una plegaria al Todopoderoso, para que custodie y proteja a estas familias, y que ilumine a los gobernantes para que encuentren una respuesta adecuada a las necesidades de los migrantes venezolanos.

"A pesar de la difícil situación económica que se vive hoy en día, incluso en nuestra diócesis, no dejaremos de ejercer la caridad hacia nuestros hermanos y hermanas migrantes", concluyó el obispo, "porque el amor de Cristo nos impulsa".