Fátima: tercer aniversario de la peregrinación del Papa Francisco
Pope
Fueron veinticuatro horas muy intensas las que el Papa Francisco dedicó a la Virgen María hace tres años, cuando realizó su en Portugal. Lo que causó la emoción de los portugueses, especialmente cuando dijo: “Tenemos una Madre”, algo que el Santo Padre siente de modo especial. Además, el motivo de este viaje fue conmemorar el primer centenario de la aparición de Nuestra Señora en Cova da Iria a tres pastorcillos, que con su sencillez y santidad, lograron llevar ese mensaje a todo el mundo.
Con María, peregrino en la esperanza y en la paz
Ya en vísperas de su viaje, en su al querido pueblo de Portugal, el Santo Padre recordaba el lema de esta peregrinación, “con María, peregrino en la esperanza y en la paz”, y les decía:
También les pedía que se unieran a él, física o espiritualmente, para componer su ramo de flores, su “rosa de oro” para formar “un solo corazón y una sola alma” y para que él pudiera encomendarlos a la Virgen, pidiéndole que les susurre:
Oración a la Virgen en la Capilla de las Apariciones
De los actos del Papa en aquella oportunidad, recodamos su en la Capilla de las Apariciones. Era el viernes 12 de mayo de 2017. Y Francisco, entre otras cosas, la saludaba rezando:
Asimismo le suplicaba: “Desde lo más íntimo de tu ser, desde tu Inmaculado Corazón, adórnanos con el fulgor de las joyas de tu corona y haznos peregrinos como tú fuiste peregrina. Con tu sonrisa virginal, acrecienta la alegría de la Iglesia de Cristo. Con tu mirada de dulzura, fortalece la esperanza de los hijos de Dios. Con tus manos orantes que elevas al Señor, une a todos en una única familia humana. En tu Corazón Inmaculado, sé el refugio de los pecadores y el camino que conduce a Dios”.
Canonización de los pastorcillos Francisco y Jacinta Marto
El sábado 13 de mayo de 2017 Francisco celebraba la Santa Misa con el rito de canonización de los beatos Francisco y Jacinta Marto en el Atrio del Santuario de Fátima ante una multitud de fieles. En su el Santo Padre recordó a los fieles y peregrinos que “tenemos una Madre”. Y les manifestaba: “Aferrándonos a ella como hijos, vivamos de la esperanza que se apoya en Jesús, porque, como hemos escuchado en la segunda lectura, ‘los que reciben a raudales el don gratuito de la justificación reinarán en la vida gracias a uno solo, Jesucristo’”.
Tenemos una Madre, una Señora muy bella
El Santo Padre recordaba que los videntes de Fátima mientras regresaban a casa, aquel bendito 13 de mayo, comentaban entre ellos: “Tenemos una Madre, una ‘Señora muy bella’. Y, por la noche, Jacinta no pudo contenerse y reveló el secreto a su madre: ‘Hoy he visto a la Virgen’”. Sin embargo el Papa afirmó: “La Virgen Madre no vino aquí para que nosotros la viéramos: para esto tendremos toda la eternidad, a condición de que vayamos al cielo, por supuesto”.
A los enfermos: el Señor nos precede siempre
Y poco antes de concluir esta peregrinación, el Papa saludaba al final de la Misa, a quienes les recordaba, como había dicho en su homilía, que “el Señor nos precede siempre”. De manera que, “cuando atravesamos por alguna cruz, él ya ha pasado antes”. Y les decía que “Jesús sabe lo que significa el sufrimiento, nos comprende, nos consuela y nos da fuerza, como hizo con san Francisco Marto y santa Jacinta, y con los santos de todas las épocas y lugares”.
Partícipes a pleno título de la vida y misión de la Iglesia
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