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El Papa: ser aceite de consuelo para las parejas heridas

El Papa se ha dirigido este sábado a los participantes en el curso de formación para la protección del matrimonio y la atención pastoral de las parejas heridas, organizado por la Rota Romana.

Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano

Esta mañana de otoño romano, el Papa Francisco en su discurso recordó los dos elementos centrales que desarrolló el curso son: la protección del matrimonio y la atención pastoral a las parejas heridas. Es fácil sentirse atraídos por el segundo elemento, afirmó Francisco e insistió en que “las tipologías expuestas no pueden ser tratadas con un enfoque meramente burocrático”. Más bien, continuó: Se trata de entrar en la vida de las personas que sufren y tienen sed de serenidad y de felicidad personal y de pareja”.

Las heridas en el matrimonio

El Papa subrayó que son muchas las causas que ocasionan heridas en el matrimonio: “: psicológicas, físicas, ambientales, culturales; a veces son causadas por el cierre del corazón humano al amor, por el pecado que nos toca a todos”. Y como consecuencia, insistió: “estas causas cavan profundos y amargos surcos en el corazón de las personas implicadas y heridas sangrantes” y ante ello la Iglesia no puede “voltear su rostro hacia el otro lado”.

Solidaridad de la Iglesia

“Por eso la Iglesia, cuando se encuentra con estas realidades de parejas heridas, llora y sufre ante todo con ellas; se acerca con el aceite del consuelo, para calmar y sanar; quiere cargar sobre sí misma el dolor que encuentra”, afirmó Francisco.

Refiriéndose a los procedimientos jurisprudenciales afirmó: “la Iglesia busca siempre el bien de los heridos, busca la verdad de su amor; no tiene otra cosa que sostener su felicidad justa y deseada, que, antes de ser un bien personal al que todos aspiramos humanamente, es un don que Dios reserva para sus hijos y que viene de Él”. Para atender los diferentes casos que se presentan, las partes implicadas “deben confiarse en primer lugar al Espíritu Santo para que, guiados por Él, puedan escuchar con los criterios correctos, ser capaces de examinar, discernir y juzgar”.

Esposos, pilares de la Iglesia doméstica

“En el Nuevo Testamento el matrimonio cristiano se vive como un camino de fe, como la unión íntima de los esposos que son los "pilares" de la Iglesia doméstica”, afirmó Francisco, quien luego prosiguió:  “De este camino en el Espíritu, de su luz que calienta y satisface el corazón humano, nace ese precioso e indispensable ministerio de los esposos en la Iglesia, cada vez más necesario hoy en nuestras comunidades parroquiales y diocesanas”.

No improvisar el sacramento del matrimonio

“Este Sacramento no puede ser improvisado”, afirmó el Papa. “Hay que prepararse como novios. No basta con que los novios cristianos se preparen para el matrimonio logrando una buena integración psicológica, afectiva, relacional y planificadora, necesaria también para la estabilidad de su futura unión. También deben alimentar y aumentar progresivamente en sí mismos esa llamada específica a modelarse como esposos cristianos”.

Esta preocupación, recuerda el Papa, ya está presente en Concilio Vaticano II, el Magisterio de la Iglesia y en la Palabra de Dios, que subrayan el objetivo apostólico y misionero inherente al Sacramento del matrimonio: “Y es mirando este horizonte que los novios pueden crecer, nutriéndose de la oración, de la Eucaristía y de la Reconciliación, de la preocupación sincera por los demás, de la dedicación a los hermanos que encuentran”.

Para ilustrar este hecho, el Papa hace memoria de Aquila y Priscila, amigos y colaboradores de San Pablo, “quienes son un bello ejemplo de esta vocación al apostolado conyugal”.

Los esposos, testigos del Evangelio

El Papa subraya la importancia de los esposos en la vida de las iglesias locales: “La Iglesia, en su estructura parroquial, es concretamente una comunidad de familias, llamadas a ser, como Aquila y Priscila, testigos del Evangelio en ese territorio. Es el Espíritu Santo quien hace esta sinergia, y por tanto el Espíritu debe ser invocado, también para este proceso apostólico, que no es fácil, pero no imposible. Animo a los pastores, obispos y sacerdotes a promover, apoyar y acompañar este proceso, para que la Iglesia se renueve, convirtiéndose cada vez más en una red capilar de comunidades de familias que son testigos y misioneros del Evangelio”.

Francisco finalizó su discurso, bendiciendo a los presentes y pidiéndoles orar por él.

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30 noviembre 2019, 11:21