Llevar el amor sanador de Cristo a los que sufren, pidió el Papa
María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
Poco después de las 11 de la mañana, hora local de Tailandia, el Santo Padre celebró un encuentro con el personal del Hospital San Luis de Bangkok. A su llegada el Obispo de Roma fue recibido por el Cardenal Arzobispo, el Director del Hospital y el Director General de la estructura, a la vez que una religiosa, responsable del personal de enfermería, ofreció flores al Pontífice antes de su llegada al Auditorio, donde lo esperaban cerca de setecientas personas entre médicos, enfermeras y personal de servicio de este hospital y de otros centros asistenciales de la Iglesia.
Valioso servicio que la Iglesia ofrece al pueblo de Tailandia
Tras el saludo de su Director y la entrega de un regalo, el Papa pronunció su , en el que comenzó manifestando su alegría por la oportunidad de encontrarse con todos ellos. Y les dijo que para él era “una bendición presenciar, de primera mano, este valioso servicio que la Iglesia ofrece al pueblo de Tailandia, especialmente a los más necesitadosâ€. Francisco saludó asimismo con afecto a las Hermanas de San Pablo de Chartres, así como a las demás religiosas presentes, a quienes agradeció “la dedicación silenciosa y alegre a este apostoladoâ€, a lo que añadió:
El Santo Padre manifestó la alegría que le produjo escuchar las palabras del Director sobre el principio que anima este Hospital: “Ubi caritas, Deus ibi est; donde hay caridad, allí está Diosâ€. Y afirmó que precisamente en el ejercicio de la caridad es donde los cristianos están llamados, no sólo a transparentar el hecho de ser discípulos misioneros, sino también a confrontar su seguimiento y el de sus Instituciones. De ahí que les haya dicho:
En efecto Francisco explicó que este compromiso “no puede reducirse solamente a realizar algunas acciones o programas determinados, sino que deben ir más allá, abiertos a lo imprevisibleâ€, atendiendo a las personas necesitadas que llegan a la emergencia del hospital con esa piedad especial, “que nace del respeto y amor a la dignidad de todos los seres humanosâ€.
Desarrollar una pastoral de la salud
Naturalmente el Papa les dijo que sabe que “a veces su servicio puede resultar pesado y agotador†y que “conviven con situaciones extremasâ€, por lo que surge “la importancia de poder desarrollar una pastoral de la salud donde, no sólo los pacientes, sino todos los miembros de esta comunidad puedan sentirse acompañados y sostenidos en su misiónâ€. A lo que agregó:
Sepan también que sus esfuerzos y el trabajo de las muchas instituciones que representan son el testimonio vivo del cuidado y la atención que estamos llamados a mostrar a todas las personas, especialmente a los ancianos, a los jóvenes y a los más vulnerables
Por otra parte, al recordar que este año su Hospital celebra el 120 aniversario de su fundación, el pensamiento del Santo Padre se dirigió a las tantas personas que allí lograron calmar su dolor, ser consoladas en sus agobios e incluso acompañadas en su soledad. Por esta razón, al dar gracias a Dios por el don de su presencia durante estos años, formuló votos para que “este apostolado, y otros similares sean, cada vez más, señal y emblema de una Iglesia en salida que, queriendo vivir su misión, se anima a llevar el amor sanador de Cristo a los que sufrenâ€.
Al final de este encuentro, tal como él mismo lo recordó, el Papa visitó a los enfermos y discapacitados para “acompañarlos, al menos mínimamente, en su dolorâ€. Y destacó que la enfermedad siempre trae consigo grandes interrogantes, por eso la primera reacción suele ser la de rebelarnos y hasta vivir momentos de desconcierto y desolación. Se trata del “grito de dolor†que el mismo Jesús padeció. De manera que “con la oración – dijo – queremos unirnos también nosotros al suyoâ€.
El Pontífice concluyó su alocución invitando a poner “este encuentro y sus vidas bajo la protección de María, precisamente bajo su mantoâ€. Y antes de impartirles su bendición apostólica Francisco pidió que la Virgen los ayude con su gracia para “encontrar a su Hijo en la carne herida de las personas a quienes sirvenâ€. “Y les pido, por favor – añadió – que no se olviden de rezar por mí. Muchas graciasâ€.
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