Papa Francisco: cultivar las vocaciones no significa buscar nuevos socios
María Cecilia Mutual - Ciudad del Vaticano
“El trabajo por las vocaciones, no debe ser, no es proselitismo”: son las palabras del Papa a los participantes en el Congreso de los Centros nacionales para las vocaciones de las Iglesias de Europa, recibidos en audiencia este mediodía en la Sala del Consistorio. Entregando el preparado, Francisco comienza a hablar espontáneamente de lo que le viene del corazón y asegura que el trabajo por las vocaciones “no es encontrar nuevos socios para este club” sino que “debe moverse en la línea de crecimiento indicado claramente por Benedicto XVI”: “el crecimiento de la Iglesia es por atracción, no por proselitismo”.
El diálogo con el Señor
Con respecto a las “vocaciones” el Pontífice se detiene en la “capacidad de las personas que ayudan” a encontrarlas, y dice:
“Ayudar a un joven o a una joven a elegir la vocación de su vida, ya sea como laico, laica, sacerdote, religiosa, es ayudar a que encuentre el diálogo con el Señor, que aprenda a preguntarle al Señor: ¿Qué quieres de mí?”. Porque - precisa el Papa – la vocación “no es una convicción intelectual”; “la elección de una vocación debe venir del diálogo con el Señor, cualquiera que sea la vocación. El Señor me inspira a avanzar en la vida de esta manera, a lo largo de este camino. Y esto significa un buen trabajo para ustedes: ayudar al diálogo”.
Paciencia, escucha y movimiento
A continuación, Francisco habla de las “actitudes” necesarias para trabajar con los jóvenes en busca de su vocación. Un trabajo que requiere tanta “paciencia”, afirma, “tanta capacidad de escucha, porque a veces los jóvenes se repiten…”. Además, señala el Papa Bergoglio, es necesario “rejuvenecerse, es decir, ponerse en movimiento con ellos”, para “ayudarlos a encontrar la vocación en su vida”. Esto cansa – constata Francisco - pero “¡es necesario cansarse!”
El desafío es “comunicar con los jóvenes”
Finalmente, el Papa se refiere al lenguaje de los jóvenes. “A veces – dice – nosotros hablamos a los jóvenes como estamos acostumbrados a hablar a los adultos. Para ellos tantas veces nuestro lenguaje es ‘esperanto’, no entienden nada”.
El desafío que señala el Pontífice es “entender el lenguaje de los jóvenes, un lenguaje pobre de comunión” – asegura - “porque ellos saben tanto de contactos, pero no comunican”. Es necesario “comunicar con los jóvenes, la comunicación, la comunión”. El Santo Padre habla de la necesidad de “enseñarles que está bien la informática, tener algún contacto, pero que esto no es el lenguaje: es un lenguaje ‘gaseoso’. El verdadero lenguaje es comunicar, hablar. Y éste es un trabajo de filigrana, para hacer paso por paso”- asegura.
Entender a los jóvenes y acompañarlos
“A nosotros – prosigue el Papa – nos corresponde entender qué significa para un joven vivir siempre ‘en conexión’. A dónde ha ido a parar la capacidad de recogerse en sí mismo:, “esto es un trabajo para los jóvenes”.
“No es fácil”, constata el Papa, “pero no se puede ir con preconceptos o imposiciones puramente doctrinales, en el buen sentido de la palabra: ‘tú debes hacer esto’. No. Es necesario acompañar, guiar, y ayudar para que el encuentro con el Señor les haga ver cuál es el camino en la vida".
“No pierdan la esperanza y sigan adelante con alegría”, es el aliento de Francisco en la conclusión, antes de invitar a los presentes a rezar juntos el Regina Coeli, para luego bendecirlos.
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