Culminó el viaje apostólico del Papa Francisco a Marruecos
María Cecilia Mutual – Ciudad del Vaticano
Tras la intensa segunda jornada en la capital marroquí, el Papa Francisco emprendió su viaje de regreso a Roma, concluyendo su 28° Viaje Apostólico Internacional. A las 17.30 hora local el avión de la Royal Air Maroc con a bordo el Pontífice despegó del aeropuerto internacional de Rabat-Salé rumbo al aeropuerto de Roma-Ciampino.
En el telegrama al rey Mohammed VI, Francisco agradece al rey, a la familia real, al gobierno y a la población por la “afectuosa acogida y la generosa hospitalidad”. El Papa invoca bendiciones divinas sobre todos y asegura sus oraciones “por la paz y la prosperidad de Marruecos”.
Como Juan Pablo II, peregrino de paz y fraternidad
Un viaje que el Santo Padre emprendió como “Servidor de esperanza”, siguiendo los pasos de su santo predecesor Juan Pablo II” y “como peregrino de la paz y de la fraternidad”, como el mismo Pontífice afirmó en el video mensaje enviado al pueblo marroquí antes de su partida, porque Dios “creó a los hombres y los ha puesto en el mundo para que vivan como hermanos, respetándose en su diversidad y ayudándose en sus necesidades”, aseguró también Francisco en el video mensaje.
El Papa peregrino fue también a tierra marroquí para “encontrar y animar en su camino” a la pequeña comunidad de cristianos - sólo 23 mil de 35 millones de personas del país – como así también para visitar a los migrantes “que representan una llamada para construir juntos un mundo más justo y solidario”.
La Santa Misa en Rabat
En efecto, hoy en su segundo día en Marruecos, Francisco abrazó a la comunidad católica en la Santa Misa que celebró en Centro Deportivo Príncipe Moulay Abdellah de Rabat. Con la cortina sonora de los cantos cargados de alegría del coro de 500 jóvenes marroquíes, llegados de coros parroquiales del país, el Papa celebró la Eucaristía ante 10.000 personas de 60 nacionalidades diversas, animándolos en su a no caer “en la tentación de creer en el odio y la venganza como formas legítimas de brindar justicia de manera rápida y eficaz”, porque lo único que hacen es matar “el alma de nuestros pueblos, envenenar la esperanza de nuestros hijos, destruir y llevarse consigo todo lo que amamos. “Contemplando el corazón del Padre” – dijo el Pontífice – podremos redescubrirnos cada día como hermanos”.
Y con sentimientos de gratitud, en su saludo final, el Santo Padre se despidió al concluir la Santa misa, gratitud sobre todo “por lo que hemos podido compartir desde la ‘fraternidad’ entre cristianos y musulmanes” - precisó.
La visita al Centro Rural de Servicios Sociales
La última Jornada de Francisco en la capital marroquí estuvo marcada otros dos momentos: el primero, la visita privada al Centro Rural de Servicios sociales de Témara, a 20 km de Rabat, administrado por tres Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, de lengua española. Las "rhibat", que en árabe significa "hermanas de Dios", es el nombre con el que las religiosas son llamadas por la población, con gran afecto y respeto. Ellas se ocupan a turno de 150 niños, entre 3 y 15 años, ofreciendo además ayuda sicológica para los más necesitados y cuidados médicos para los enfermos, en particular para los quemados.
Encuentro con el clero, religiosos y religiosas y Consejo Mundial de Iglesias
La segunda cita del Papa en este segundo y último día de viaje en Marruecos fue el Encuentro con el clero, los religiosos y las religiosas y el Consejo Mundial de Iglesias en la Catedral de Rabat. A ellos el Papa recordó el auténtico sentido de la misión a la luz del Evangelio. Precisando que los cristianos en Marruecos son un pequeño número, el Papa evidenció que la ‘misión’ no está determinada “particularmente por el número o la cantidad de espacios que ocupan” sino que está definida por “la capacidad de generar y suscitar cambio, estupor y compasión”, por el modo en el que se vive como “discípulos del Señor”.
¿A qué se asemeja un cristiano en estas tierras? Preguntó el Papa y explicó:
Es similar a un poco levadura que la Madre Iglesia quiere mezclar con una gran cantidad de harina, hasta que toda la masa fermente. De hecho,¡ Jesús no nos escogió y nos envió para que nos volvamos los más numerosos! Nos llamó para una misión. Nos puso en sociedad como esa pequeña cantidad de levadura: la levadura de las bienaventuranzas y del amor fraterno en la que, como cristianos, todos podemos encontrarnos para hacer presente su Reino
El abrazo a los migrantes
Los migrantes están "en el centro" del corazón de la Iglesia y los niños son nuestra "esperanza", dijo el Papa en la etapa de su viaje a Marruecos que dedicó a los acogidos y apoyados por Cáritas de Rabat, en su primer día de visita en el país africano. Acoger, explicó el Pontífice, también significa ofrecer mayores posibilidades de entrada segura y legal. De ahí su invitación a garantizar la protección a lo largo de las rutas migratorias, a no dar cabida a los comerciantes de carne humana y a prevenir la discriminación.
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