El Papa a los jesuitas de América Central: “Jugarse la vida”
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
“En la Compañía el hermano influye mucho sobre el cuerpo colectivo y sobre la comunidad. Se lo debe promover, como a cualquier jesuita, para que dé lo mejor de sí. Pero la promoción no debe estar fundada sobre una motivación sociológica o ideológica, como si el hermano tuviera necesidad de una promoción para sentirse persona”, lo dijo el Papa Francisco dialogando con los jesuitas de Centroamérica, el 26 de enero de 2019, en el marco de su Visita Apostólica a Panamá, con ocasión de la 34° Jornada Mundial de la Juventud; diálogo que fue publicado de forma integral, en el , de la revista de los jesuitas italianos, “La Civiltà Cattolica”.
En aquella ocasión, el Pontífice se encontró en la Nunciatura Apostólica de Panamá con 30 jesuitas de la Provincia Centroamericana, que comprende los territorios de Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala. Estaban presentes el Provincial, P. Rolando Enrique Alvarado López, el maestro de novicios, P. Silvio Avilez, y 18 jóvenes novicios.
Rutilio Grande y la profecía del ejemplo
Una de las primeras preguntas que le hicieron al Santo Padre fue sobre el proceso de beatificación de Rutilio Grande, el jesuita salvadoreño asesinado en 1977. El Papa respondió diciendo que, “a Rutilio lo quiero mucho y que en la entrada de mi cuarto tengo un marco que contiene un pedazo de tela ensangrentada de Romero y los apuntes de una catequesis de Rutilio”. Dos hombres, señala el Papa, que nos muestran “la dimensión de la profecía, la de aquel que es profeta por el testimonio de su vida y no solamente de palabra, como aquellos que lo son porque dan clase y andan por ahí hablando. Rutilio es un profeta de testimonio. Decía también todo lo que tenía que decir, pero fue su testimonio, el testimonio martirial, lo que al fin movió a Romero. Esa fue la gracia. Así que pídanles a ellos en sus oraciones”.
El maestro de novicios y la claridad de la conciencia
Enseguida, le preguntan al Papa sobre su etapa como maestro de novicios y sobre qué cosa se debería seguir insistiendo a los novicios de ahora. El Pontífice responde diciendo que, es importante remarcar algunas actitudes, entre ellas una, la claridad de conciencia. Para los que son solapados no hay lugar: no sirven para la Compañía. “Por eso el maestro de novicios no tiene que ser una persona pusilánime. Tiene que ser abierto, muy abierto, que no se asuste de nada ni le tenga miedo a nada; en cambio, debe ser agudo, capaz de decir: Ten cuidado con esto, mira, esto que me dices es peligroso; esto es una gracia, dale para adelante por acá. Debe saber discernir. Un hombre que no se asusta, un hombre de discernimiento”.
Jugarse la vida
Respondiendo a quien le pregunta sobre la vocación del hermano, el Papa Francisco señala que, las vocaciones en la Compañía son tres: de profeso, de coadjutor y de hermano. “Al comienzo ustedes cantaban En todo amar y servir. El hermano es así. Concreto. Entre los hermanos que yo he conocido, algunos eran pintorescos, tenían sus defectos… Algunos han luchado tanto, han luchado por su vida religiosa, como héroes, y no han sido suficientemente ayudados en sus luchas y dificultades”. Hay ahí una vocación al servicio de un modo diverso: en la misma fraternidad, con la misma dignidad religiosa, no simplemente sociológica, como se quería en un tiempo.
La vocación de hermano – afirma el Papa – no hay que considerarla desde un punto de vista sociológico, sino del punto de vista de lo que los hermanos son en realidad en su vocación específica, como san Ignacio los ha querido en la Compañía. “En la Compañía el hermano influye mucho sobre el cuerpo colectivo y sobre la comunidad. Se lo debe promover, como a cualquier jesuita, para que dé lo mejor de sí. Pero la promoción no debe estar fundada sobre una motivación sociológica o ideológica, como si el hermano tuviera necesidad de una promoción para sentirse persona. Si no se siente persona como hermano, debe replantearse su vocación. El hermano no tiene necesidad de maquillaje. Esta vocación no debe desaparecer. No sé si te contesté”.
La cultura del encuentro y el mundo virtual
Otra de las cosas que le preguntan al Papa es sobre la cultura del encuentro y su mensaje para los jóvenes de hoy. El Santo Padre responde citando el último libro del sociólogo y filósofo polaco, Zygmunt Bauman, “Nacidos líquidos”, o sea inconsistentes. Pero en la traducción alemana el título es Die Entwurzelten, desarraigados. “Te da satisfacciones, una consolación artificial, pero no te mantiene unido a tus raíces. Te pone en órbita. Te quita lo concreto. El mundo virtual corre el riesgo de ser un mundo de contactos —se lo dije a los Obispos, recuerda el Papa—, pero no es un mundo de encuentros. Y esto es un peligro, un peligro muy grave. Respecto a esto los jóvenes necesitan tener una dirección muy seria que no los haga sentirse despojados, sino enriquecidos. Aquellos de ustedes que trabajan con los jóvenes, por ejemplo en los colegios, tienen la tarea de ayudarlos al encuentro”.
Es una crisis de raíces
La generación intermedia —al menos en Europa y en mi patria, afirma el Pontífice—, o sea los padres de los jóvenes, no tiene la fuerza suficiente para transmitir raíces. Porque son personas tironeadas. A menudo en competencia con los hijos. Las raíces las dan los abuelos. Todavía están a tiempo de hacerlo. Las raíces las dan los viejos. Cuando digo que los jóvenes deben encontrarse con los viejos, no expreso una idea romántica. Háganlos hablar. Eso es encuentro. Eso es realidad. Pero es importante ir a las raíces. Lo que la cultura virtual nos propone es algo líquido, gaseoso, sin raíces, sin tronco, sin nada. Es lo mismo que pasa con la economía y las finanzas. “Concreción. Nada de cositas etéreas. La vida espiritual concreta. El compromiso, concreto. La vida de amistad, concreta. Concreción. Es con esto que salvaremos al hombre. Pero vuelvo sobre el diálogo con los viejos. Por favor, háganlo antes de que sea demasiado tarde. Porque es un ancla que puede salvar a nuestra juventud”.
La Teología de la Liberación
El Papa Francisco también habló de la Compañía de Jesús en Centroamérica y su aporte a la Iglesia, dijo que en América fueron pioneros en los años de las luchas sociales cristianas. “Si el padre Arrupe escribió la Carta sobre los cristianos y el «análisis marxista» para hablar de la realidad en la teología de la liberación, fue porque había algún jesuita que por ahí se confundía un poco. No por mala intención pero se confundía, y entonces el padre tuvo que poner las cosas en su sitio”. En aquel entonces el que condenaba la teología de la liberación, condenaba a todos los jesuitas de Centroamérica. Yo he escuchado condenas terribles. Y el que la aceptaba, aceptaba todo sin distinguir. De todas maneras, la historia ayudó a discernir y a purificar. Son procesos de purificación.
La idea era que canonizar a Romero era imposible porque ese hombre no era ni siquiera cristiano, ¡era marxista! Y por lo tanto lo atacaban. Pero en aquella tempestad había también un germen bueno. Había personas como Rutilio, que nunca se bandeó e hizo todo lo que tenía que hacer. Ideológicamente Rutilio no se bandeó nunca, y en cambio hubo algún otro que por ahí un poco se bandeaba, porque estaba enamorado de la filosofía de tal autor y con esa base releía e inspiraba los hechos. Pero son cosas humanas, comprensibles en coyunturas humanas difíciles. “Lo importante es no dejarse ganar por la ideología ni de un lado ni de otro, y menos de la peor de todas, que es la ideología aséptica”.
La inculturación de la fe
Ante la pregunta de un jesuita Maya sobre la cultura y la formación, el Papa Francisco recordó que, “cada uno tiene que conservar la cultura de la que viene, porque la santidad que quiere alcanzar tiene que ser en base a esa cultura, no a otra. Tú que vienes de esas culturas, no almidones tu alma, por favor. Sé maya hasta el final. Jesuita y maya”. Asimismo el Papa dijo que, “el otro día el P. Lombardi me decía que estaba trabajando en la causa de beatificación de Mateo Ricci, y me hablaba de la importancia de su amistad con Xu Guangqi, el laico chino que lo acompañaba y que siguió siendo laico y chino, y a santificarse como chino, no como italiano, como Ricci. Esto es mantener la propia cultura”.
Los jesuitas y la política
Una de las últimas cosas que le preguntaron al Papa fue sobre la situación en Centroamérica, la política y el aporte de los jesuitas. El Papa dijo que, “la doctrina social de la Iglesia es clara y se ha vuelto siempre más explícita a través de diversos pontificados. En esto la Evangelii gaudium es clarísima. Además, también el Evangelio es una expresión política, porque tiende a la polis, a la sociedad, a cada persona y a la sociedad, a cada persona en cuanto pertenece a la sociedad”.
Es verdad que la palabra «política» está a veces incluso despreciada y se la entiende solo como lógica de partes, sectarismo político, con todo lo que esto comporta en América Latina en cuanto a corrupción política, sicarismo político y todo eso. En América latina no siempre ha habido madurez política. Aprovecho la pregunta para mencionar algunos problemas que para mí tienen relevancia política. El primero es el de la nueva colonización. El segundo problema es el de nuestra crueldad. Lo tercero tiene que ver con la justicia y es el castigo o la pena sin esperanza.
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