El dolor del obispo de Tula por las íپ de las explosiones en Tlahuelilpan
Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano
El gobernador, Omar Fayad, lo ha confirmado, precisando que no se trata de una cifra definitiva. Ayer por la tarde, el brote y el incendio subsiguiente afectaron a un tramo del oleoducto Tuxpan-Tula en el municipio de Tlahuelilpan, a cien kilómetros de la Ciudad de México.
Según algunas agencias, todo comenzó con un rumor que se esparció la tarde del viernes pasado. Se había abierto un boquete en uno de los tramos del ducto Tuxpan-Tula y, en medio de la escasez de combustible que ha azotado al país en las últimas semanas, también se había abierto una oportunidad para recoger 100, 200 o 500 pesos (entre 5 y 25 dólares) de gasolina. Lo cuenta Elías Camhaji desde Tlahuelilpan (EFE).
En una conferencia de prensa con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, el gobernador de Hidalgo, Fayad, confirmó el aumento del número de víctimas. Él explicó que antes de la explosión las fuerzas federales habían pedido repetidamente, pero sin éxito, a la población, con la intención de recoger el combustible filtrado del oleoducto, que se alejara del área de peligro.
El obispo de Tula, expresa a la comunidad, su dolor por las víctimas de las explosiones en Tlahuelilpan: (texto completo)
DIÓCESIS DE TULA, A 18 DE ENERO DE 2019
A todos los fieles cristianos católicos de la Parroquia de S. Francisco de Asis en Tlahuelilpan y a todos los ciudadanos de esta querida comunidad.
Como Obispo de la Diócesis de Tula, a nombre de los sacerdotes, religiosos. Religiosas. seminaristas y fieles laicos, me solidarizo ante la angustia y sufrimiento de un numeroso grupo de familias de las comunidades vecinas a Tlahuelilpan, al producirse el lamentable accidente, donde se encuentran una veintena de muertos y otro número, todavía desconocido de heridos, y algunos más en calidad de desaparecidos.
Los sacerdotes más cercanos de la región se han dado a la tarea de ir a los hospitales para orar y atender a los heridos, alentando a los familiares y amigos de los hermanos que han sufrido esta inesperada situación. Cuenten también con mi presencia lo antes posible para compartir con ustedes en la fe y la esperanza estos difíciles momentos.
Mañana en la peregrinación diocesana ante las plantas de nuestra Madre Santísima de Guadalupe, pondremos en sus benditas manos, las lágrimas , las angustias y toda clase de sufrimientos de todos los hermanos accidentados y de sus familias. María no nos abandona y siempre está cerca de nosotros y nos dice una vez más: ¿ Acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre? Solo, en Jesús su Hijo, muerto y resucitado, puede mostrarnos ante estos hechos, el camino de la esperanza, de la luz y del consuelo.
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