El Papa: “Llamados a respetar los derechos fundamentales de cada persona"
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
“Quisiera, en esta ocasión, dirigir un firme llamamiento a quienes tienen responsabilidades institucionales, pidiéndoles que sitúen los derechos humanos en el centro de todas las políticas, incluidas las políticas de cooperación para el desarrollo, incluso cuando eso signifique ir contra corriente”, lo escribe el Papa Francisco en su a los participantes en la Conferencia Internacional, “Los Derechos humanos en el mundo contemporáneo: conquistas, omisiones, negaciones”, evento organizado por la Pontificia Universidad Gregoriana y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, con ocasión del 70° Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el 25° Aniversario de la Declaración y del Programa de Acción de Viena.
La igual dignidad de toda persona humana
, el Santo Padre expresa sus saludos a los representantes diplomáticos y participantes en esta Conferencia Internacional sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Declaración y el Programa de Acción de Viena. “Mediante estos dos documentos – afirma el Pontífice – la Familia de las Naciones ha querido reconocer la igual dignidad de toda persona humana, de las cuales derivan derechos y libertades fundamentales que, enraizados en la naturaleza de la persona humana – unidad inseparable de cuerpo y alma – son universales, indivisibles, interdependientes e interconectados. Al mismo tiempo, en la Declaración de 1948 se reconoce que todo individuo tiene deberes para con la comunidad, en los que sólo es posible el libre y pleno desarrollo de su personalidad”.
Compromiso renovado con la defensa de la dignidad humana
Asimismo, el Papa Francisco precisa que, en el año en que se celebran los aniversarios de estos instrumentos jurídicos internacionales, es apropiado reflexionar en profundidad sobre los fundamentos y el respeto de los derechos humanos en el mundo contemporáneo, reflexión – escribe el Papa – que espero que conduzca a un compromiso renovado con la defensa de la dignidad humana, con especial atención a los miembros más vulnerables de la comunidad. “De hecho, mirando atentamente a nuestras sociedades contemporáneas – subraya el Pontífice – existen numerosas contradicciones que nos llevan a preguntarnos si la igual dignidad de todos los seres humanos, proclamada solemnemente hace 70 años, es realmente reconocida, respetada, protegida y promovida en todas las circunstancias. Hoy en día, persisten todavía muchas formas de injusticia en el mundo, alimentadas por visiones antropológicas reductivas y por un modelo económico basado en el beneficio, que no duda en explotar, descartar e incluso matar al hombre”.
La humanidad pisoteada y descartada
En su Mensaje, el Santo Padre señala quienes son los miembros más vulnerables de la comunidad, a quienes se repudiada, despreciada o pisoteada su dignidad y sus derechos. “Pienso, en los no nacidos a los que se niega el derecho a venir al mundo – afirma el Papa – en los que no tienen acceso a los medios necesarios para una vida digna; en los que están excluidos de una educación adecuada; en los que están injustamente privados de su trabajo u obligados a trabajar como esclavos; en los que están detenidos en condiciones inhumanas, sufren torturas o se les niega la oportunidad de redimirse; en las víctimas de desapariciones forzadas y en sus familias”.
Pienso también, escribe el Papa Francisco, en todos aquellos que viven en un clima dominado por la sospecha y el desprecio, que son objeto de actos de intolerancia, discriminación y violencia a causa de su pertenencia racial, étnica, nacional o religiosa. Por último, agrega el Pontífice, no puedo dejar de mencionar a quienes sufren múltiples violaciones de sus derechos fundamentales en el trágico contexto de los conflictos armados, mientras que los mercaderes de la muerte sin escrúpulos se enriquecen a costa de la sangre de sus hermanos y hermanas.
Todos estamos llamados a defender los derechos fundamentales
Ante estos graves fenómenos, el Santo Padre indica que todos estamos llamados en causa, a dirigir nuestra mirada hacia los más pequeños de nuestros hermanos y hermanas y a comprometernos concretamente a aliviar su sufrimiento. De hecho, afirma el Papa, cuando se violan los derechos fundamentales, o cuando se da prioridad a unos derechos sobre otros, o cuando sólo se conceden a determinados grupos, se producen graves injusticias, que a su vez alimentan los conflictos con graves consecuencias tanto dentro de las naciones como entre ellas.
"Cada uno está llamado a contribuir con coraje y determinación, en la especificidad de su papel, a respetar los derechos fundamentales de cada persona, especialmente de las "invisibles": de los muchos que tienen hambre y sed, que están desnudos, enfermos, son extranjeros o están detenidos. (cfrMt25.35-36), que viven en los márgenes de la sociedad o son descartados".
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