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El Papa a los sacerdotes en Daca: ¡°La vocaci¨®n se custodia con la ternura humana¡±

Discurso del Papa Francisco a los sacerdotes, consagrados, seminaristas y novicios en la iglesia del Santo Rosario de Daca, durante el ¨²ltimo d¨ªa de su visita a µþ²¹²Ô²µ±ô²¹»å¨¦²õ.

de Renato Martínez

¡°Sean como el buen vino, que al final de sus días, sus ojos brillen de alegría y plenitud del Espíritu Santo¡±, lo dijo el Papa Francisco a los sacerdotes, consagrados, seminaristas y novicios en la iglesia del Santo Rosario de Daca, durante el último día de su visita a Bangladés.

Después de haber celebrado la Santa Misa en la Nunciatura Apostólica, el Santo Padre se dirigió a la ¡°Casa de Madre Teresa¡± en el barrio de Tejgaon, en inmediaciones del complejo parroquial del Santo Rosario, donde se encuentran dos cementerios cristianos. Allí, el Obispo de Roma bendijo las tumbas de algunos misioneros, saludó a los huérfanos y enfermos y luego encontró a los más de 1500 religiosos, sacerdotes, consagrados, seminaristas y novicios de Bangladés.

Discurso del Papa

En su discurso ¨C pronunciado de modo espontaneo en nuestro idioma ¨C el Papa Francisco les presentó una imagen tomada del libro del profeta Isaías, la imagen de una planta, donde describe los aspectos pequeños y grandes de la vida de fe, de la vida de servicio a Dios. ¡°Iniciemos por la planta ¨C dijo el Pontífice ¨C el retoño inicia en la tierra, y es la semilla. La semilla no es ni tuyo ni mío, la semilla la siembra Dios. Y es Dios quien la hace crecer. Yo soy la semilla puede decirlo cada uno, pero no por mérito propio, sino por gracia y cada uno debe hacerlo crecer con el testimonio¡±.

El segundo concepto que presentó el Papa Francisco comentando la imagen de la planta fue que, en el jardín del Reino de Dios no existe una sola semilla: existen miles y miles de plantas, que somos todos nosotros. ¡°Y no es fácil hacer comunidad ¨C afirmó el Papa ¨C no es fácil. Las pasiones humanas, los defectos, los limites amenazan siempre la vida comunitaria, amenazan la paz¡±. Y una de estas amenazas, precisó el Pontífice, es el espíritu de división.

El tercer concepto que inculcó el Obispo de Roma, es el de mantener y hacer crecer el espíritu de la alegría. Sin la alegría, agregó, no se puede servir a Dios. ¡°La alegría incluso en los momentos difíciles ¨C precisó el Papa ¨C es esa alegría que si no te hace reír porque el dolor es demasiado grande, pero te da paz. Es la alegría del corazón¡±. Y me causa mucha ternura, señaló el Santo Padre, cuando encuentro sacerdotes, obispos o religiosas ancianas que han vivido la vida con plenitud. Sus ojos son indescriptibles, llenos de alegría y de paz.

Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco los alentó a hacer crecer las plantas de sus vocaciones con los siete dones del Espíritu Santo y les deseó que al igual que el buen vino, al final de sus días, sus ojos brillen de alegría y de plenitud del Espíritu Santo. 

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02 diciembre 2017, 12:51