P. Fornos: Seamos levadura para favorecer el diálogo y comprensión con otras religiones
¡Qué bien que este mes el Papa Francisco nos proponga orientar nuestro corazón y nuestra oración hacia Asia! Al final de este mes de noviembre el Papa tendrá un viaje apostólico . Es pues una buena manera de prepararnos a este encuentro con estos pueblos de Asia, en Myanmar mayoritariamente Budistas (89%) y en Bangladés musulmanes (90%).
La mayoría de nosotros conocemos muy poco de Asia, aunque 2/3 de la población mundial viva allí. Sabemos que hay cristianos, y que los católicos somos una minoría. Tengo una parte de mi familia originaria de Camboya y Vietnam pero hasta hace poco conocía Asia sobre todo por los libros, los reportajes y su cine. No siempre sabemos que el Islam, en sus grandes corrientes, está muy presente en ese continente, ni conocemos el Hinduismo con sus numerosas escuelas o el Budismo Therâvada del Sur-Este Asiático o el Zen en China y en Japón, sin contar el Taoísmo o Sintoísmo, y cuando conocemos algo es a menudo un perfume lejano y bastante diferente del que uno puede encontrar en aquellas tierras. En general conocemos poco de Asia y de sus grandes tradiciones religiosas y espirituales.
En mis viajes en Corea del Sur, Vietnam o India para visitar la Red Mundial de Oración del Papa estuve sorprendido ver que aunque los católicos fuéramos una minoría estábamos muy presentes al servicio de la sociedad, en la educación, la salud, la solidaridad, y en particular cercanos a los mas pobres. En Asia Filipinas o Timor oriental son muy especiales puesto que son países mayoritariamente católicos, respectivamente (84%) y (95%). Sorprende mucho ir por las carreteras y ver tantas iglesias y las celebraciones eucarísticas con tanta gente. Pero en general, en Asia, los cristianos, y en particular los católicos, somos una minoría, como la levadura que comunica su fuerza invisible a toda la masa. En todo caso es lo que tendríamos que ser, con un testimonio de vida que dé a ver el Evangelio.
Este testimonio del Evangelio, nos dice la intención de oración del Papa para este mes, favorece “el diálogo, la paz y la comprensión mutua, especialmente con aquellos que pertenecen a otras religionesâ€. Hay muchas maneras de proponer el Evangelio. Contribuir al dialogo, a la paz y a la compresión mutua, es una manera, pues Jesucristo es quien nos da la paz verdadera.
En su viaje a Sri Lanka el Papa Francisco, en un encuentro que reunía cuatro de las más grandes comunidades religiosas (budismo, hinduismo, islam y cristianismo), recordó que en el Concilio Vaticano II la Iglesia Católica declara “su profundo y permanente respeto por las demás religionesâ€. Dijo que ella «no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas» (Nostra aetate, 2). Y continuó: “Por mi parte, deseo reafirmar el sincero respeto de la Iglesia por ustedes, sus tradiciones y creencias. Con este espíritu de respeto, la Iglesia católica desea cooperar con ustedes, y con todos los hombres de buena voluntad, en la búsqueda de la prosperidad de todos (…)†(13 enero 2015)
En un mundo como el nuestro, de conflictos y violencia, buscando justificaciones religiosas, es más que nunca necesario que las grandes comunidades religiosas cooperen por el bien de la paz. “Tenemos que exigir a nuestras comunidades, con claridad y sin equívocos, que vivan plenamente los principios de la paz y la convivencia que se encuentran en cada religión, y denunciar los actos de violencia que se cometan†decía el Santo Padre. Lo volvió a recordar este miércoles, en la Conferencia Mundial de las Religiones por la Paz: “las religiones tienen vocación a promover la paz, la justicia, la fraternidad, el desarmamiento y la cura de la Creación.â€
Los cristianos en Asia, como en otras partes del mundo, tienen que favorecer verdadero dialogo, paz y compresión mutua. Dialogar no es esconder sus convicciones, no es renunciar a su identidad, ya sea étnica o religiosa, al contrario, es poner de relieve nuestras creencias, tradiciones y prácticas, con honestidad y respeto. Solo así pueden abrirse “nuevos caminos para el mutuo aprecio, la cooperación y, ciertamente, la amistadâ€. El Espíritu del Señor actúa más allá de nuestros muros y fronteras.
Este mes, tomemos pues tiempo de informarnos sobre nuestros hermanos y hermanas en Asia, sobre la misión de la Iglesia en este gran continente, y recemos por los cristianos de Asia, para que sean testigos del Evangelio que favorezcan el diálogo, la paz y la comprensión mutua, especialmente con aquellos que pertenecen a otras religiones. Y allí donde estemos, nosotros también, tengamos esta actitud de respeto y de benevolencia hacia los demás.
No hagamos obstáculo al Espíritu Santo, pero dejemos que el Evangelio pueda ser levadura de Paz para el mundo.
Frédéric Fornos SJ, Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa y del MEJ
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