El Papa y el martirio de Juan: La vida s¨®lo tiene valor al donarla
Alessandro Di Bussolo ¨C Ciudad del Vaticano
El martirio de Juan representa un gran testimonio de que la vida tiene valor sólo al donarla a los demás ¡°en el amor, en la verdad, en la vida cotidiana y en la familia¡±. El Santo Padre comentó así en su homilía de esta mañana el pasaje del Evangelio de Marcos propuesto por la liturgia del día y dedicado, precisamente, al martirio por decapitación de San Juan Bautista.
Cuatro personajes a través de los que el Señor nos habla
Un relato con cuatro personajes a los que el Papa invitó a mirar ¡°abriendo el corazón¡± para que el Señor nos hable. Un relato que Francisco describe iniciando por el final, con los discípulos de Juan que piden el cuerpo del profeta y lo colocan en un sepulcro.
Juan nos hace ver a Jesús, después su luz se apaga
¡°El más grande terminó así ¨C comentó el Pontífice ¨C pero Juan sabía esto, sabía que debía aniquilarse¡±. Lo había dicho desde el inicio, hablando de Jesús: ¡°Él debe crecer, yo, en cambio, disminuir¡±. Y él ¡°se disminuyó hasta la muerte¡±. Fue el precursor ¨C prosiguió diciendo el Papa Francisco ¨C el anunciador de Jesús, que dijo: ¡°No soy yo, éste es el Mesías¡±. ¡°Lo hizo ver a los primeros discípulos ¨C recordó el Santo Padre ¨C y después su luz se fue apagando poco a poco, hasta la oscuridad de aquella celda, en la cárcel, donde solo, fue decapitado¡±.
El martirio es un servicio, un misterio, un don
Pero, ¿por qué sucedió esto?, se preguntó Francisco. ¡°No es fácil relatar la vida de los mártires, dijo. Y añadió: ¡°El martirio es un servicio, es un misterio, es un don de la vida, muy especial y muy grande¡±. Y al final las cosas se concluyen violentamente, a causa de ¡°actitudes humanas que llevan a quitar la vida de un cristiano, de una persona honesta y hacerla mártir¡±.
El rey corrupto que no logra cambiar de vida
Asimismo el Pontífice analizó las actitudes de los tres personajes protagonistas del martirio. El rey, ante todo, que ¡°creía que Juan era un profeta¡±, ¡°lo escuchaba de buena gana¡±, y hasta ¡°lo protegía¡±, pero lo tenía en la cárcel. Estaba indeciso, porque Juan ¡°le reprochaba su pecado¡±, el adulterio. En el profeta ¨C explicó el Papa ¨C Herodes ¡°sentía la voz de Dios que le decía: ¡®Cambia de vida¡¯, pero no lograba hacerlo. El rey era corrupto, y donde hay corrupción, es muy difícil salir¡±. Un corrupto que ¡°trataba de hacer equilibrios diplomáticos¡± entre la propia vida, no sólo adúltera, sino también llena ¡°de tantas injusticias que llevaba adelante¡±, y la conciencia de la ¡°santidad del profeta que tenía delante¡±. Y no lograba desatar el nudo.
La mujer que tenía el espíritu satánico del odio
Después el Papa describió a Herodías, la mujer del hermano del rey, asesinado por Herodes para tenerla. El Evangelio sólo dice de ella que ¡°odiaba¡± a Juan, porque hablaba con claridad. ¡°Y nosotros sabemos que el odio es capaz de todo ¨C comentó Francisco ¨C es una fuerza grande. Satanás respira el odio. Pensemos que él no sabe amar, no puede amar. Su ¡®amor¡¯ es el odio. Y esta mujer tenía el espíritu satánico del odio¡±, que destruye.
A Salomé el rey le dijo ¡°te daré todo¡± como satanás
En fin, el tercer personaje, la hija de Herodías, Salomé, buena bailarina, ¡°que gustó tanto a los comensales y al rey¡±. Herodes, en aquel entusiasmo, prometió a la muchacha: ¡°Te daré todo¡±. ¡°Usa las misma palabras ¨C recordó el Pontífice ¨C que ha usado satanás para tentar a Jesús. ¡®Si tú me adoras te daré todo, todo el reino¡¯¡±. Pero Herodes no podía saberlo.
Detrás de estos personajes está satanás, sembrador de odio en la mujer, sembrador de vanidad en la muchacha, sembrador de corrupción en el rey. Y el ¡°hombre más grande nacido de mujer¡± terminó solo, en una celda oscura de la cárcel, por el capricho de una bailarina vanidosa, el odio de una mujer diabólica y la corrupción de un rey indeciso. Es un mártir, que dejó que su vida disminuyese, disminuyese, disminuyese, para dar lugar al Mesías.
Testimonio de un gran hombre y gran santo
Juan muere allí, en la celda, en el anonimato, ¡°como tantos mártires nuestros¡±, comentó el Papa Francisco con cierta amargura. El Evangelio dice sólo que ¡°los discípulos fueron a recoger el cadáver para darle sepultura¡±. Todos pensamos ¨C añadió el Papa ¨C que se trata de ¡°un gran testimonio, de un gran hombre, de un gran santo¡±.
La vida sólo tiene valor al donarla, al donarla en el amor, en la verdad, al donarla a los demás, en la vida cotidiana, en la familia. Donarla siempre. Si alguien toma la vida para sí mismo, para custodiarla, como el rey en su corrupción, o la señora con el odio, o la joven, la muchacha, con su propia vanidad ¨C un poco adolescente, inconsciente ¨C la vida muere, la vida termina marchitada, non sirve.
Abrir el corazón: el Señor nos habla a través de estas figuras
Juan ¨C concluyó Francisco ¨C donó su vida: ¡°Yo, en cambio, debo disminuir para que Él sea escuchado, sea visto, para que el Señor se manifieste¡±.
Sólo les aconsejo que no piensen demasiado en esto, sino que recuerden la imagen, que piensen en los cuatro personajes: el rey corrupto, la señora que sólo sabía odiar, la muchacha vanidosa que no tiene consciencia de nada, y el profeta decapitado solo en su celda. Ver eso, y que cada uno abra el corazón para que el Señor nos hable sobre esto.
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