RD Congo: A un paso de la ampliación del conflicto
Stefano Leszczynski – Ciudad del Vaticano
Todavía no hay medidas concretas para poner fin a la guerra que devasta Kivu del Norte y Kivu del Sur, en la República Democrática del Congo. El Consejo de Seguridad, que se reunió de urgencia, ayer por la tarde, reconoció el peligro concreto de que la crisis pudiera convertirse rápidamente en una amenaza a la paz y la estabilidad en la región de los Grandes Lagos, afectando directamente a otros Estados, pero nada más. Incluso contra Ruanda, señalado por el máximo organismo de la ONU como país que proporciona apoyo militar a los rebeldes del M23, no se han tomado medidas.
Tierras raras y metales preciosos
El único país que presentó un proyecto de resolución fue Francia, que reafirma su reconocimiento de la integridad territorial y la soberanía de la República Democrática del Congo, reitera la necesidad de detener la ofensiva del movimiento M23 y llama a la retirada de las tropas ruandesas, todas ellas condiciones esenciales para iniciar las negociaciones. De los más de cien grupos armados que infestan Kivu en un intento de controlar los vastos recursos minerales de la zona, el M23 es el más grande y el más organizado. No hay duda entre los analistas internacionales de que las luchas están motivadas por el control de la riqueza mineral, que asciende a billones de dólares. Se trata de oro, coltán y otras tierras raras esenciales para la nueva industria tecnológica.
Crímenes de guerra
Ante el continuo avance del M23 en el este del país, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha creado una comisión para investigar los crímenes de guerra cometidos por las partes en conflicto. La ferocidad con que se lleva a cabo la guerra es la raíz de una crisis humanitaria que empeora constantemente. Cientos de miles de refugiados están huyendo de los combates y, según informes publicados por el ACNUR, al menos 30.000 personas han buscado refugio cruzando la frontera hacia Ruanda.
La movilización de las Iglesias
En este contexto, las Iglesias locales están entrando en la lucha para tratar de reconectar con los hilos del diálogo. "Nosotros, las dos Iglesias, católica y protestante, intentamos reunir a todo el mundo alrededor de una mesa", afirmó monseñor Donatien Nshole, secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Católica (CENC), en una entrevista a la emisora France 24 después de presentar un plan de paz al presidente keniano, William Ruto, en Nairobi. La situación es compleja: si por un lado las iglesias intentan mediar un "pacto social" por la paz, por otro el presidente congoleño Félix Tshisekedi parece cerrar las puertas a esta iniciativa al rechazar cualquier enfrentamiento con los rebeldes.
Esfuerzos de diálogo
Cenco y las iglesias protestantes pretenden organizar conversaciones de paz que, según fuentes citadas por Reuters, reunirían en la misma mesa al gobierno del presidente Tshisekedi, a los rebeldes del M23 apoyados por Ruanda y a representantes de la oposición en el exilio. Aunque el avance de los rebeldes continúa sin cesar -tras la conquista de las dos principales ciudades de la región oriental de Kivu del Norte y Kivu del Sur, Goma y Bukavu-, Monseñor Nshole se mostró optimista ante este intento de mediación, subrayando que es necesario iniciar un diálogo con los rebeldes. Grupos rebeldes con los que el propio Nshole ya se reunió en Goma el pasado 12 de febrero, cuando también mantuvo un encuentro con Corneille Nangaa, jefe de la Alianza del Río Congo (AFC), la rama política del M23.
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