Elecciones en Kosovo: Tensiones no resueltas y las relaciones con la UE
Valerio Palombaro – Ciudad del Vaticano
El domingo 9 de febrero se abren las urnas en Kosovo para las elecciones parlamentarias. Los ciudadanos del pequeño país balcánico que, con sus problemas aún no resueltos con Serbia, encarna muchas de las tensiones regionales latentes, están llamados a renovar los 120 escaños de la Asamblea Nacional en Pristina, de los cuales 10 están reservados para la minoría serbia y 10 para otras comunidades minoritarias.
El desafío a los partidos tradicionalistas
El desafío está entre el Movimiento Vetevendosje -el partido nacionalista de izquierda del primer ministro Albin Kurti, que busca un tercer mandato- y los dos principales partidos que históricamente se han alternado al frente del país desde la independencia de Serbia en 2008 hasta 2020: el Partido Democrático de Kosovo (PDK) y la Liga Democrática de Kosovo (LDK), ambos de centroderecha. El PDK ha nominado a Bedri Hamza, alcalde de Mitrovica Sur y ex ministro de Finanzas, como su candidato a primer ministro, mientras que el LDK ha nominado a su líder Lumir Abdixhiku.
El gobierno saliente, liderado por Kurti, es el primero que alcanza el plazo natural de cuatro años desde que Pristina declaró su independencia. Después de su primera victoria en 2020, fue confirmado en la votación anticipada de 2021 con más del 50 por ciento de los votos. Vetevendosje sigue siendo el favorito para esta ronda electoral, con encuestas que le dan consistentemente la ventaja con más del 50 por ciento de los votos.
Relaciones con la UE y EE.UU.
Sin embargo, todavía existen incertidumbres relacionadas con el camino hacia la adhesión a la Unión Europea y las relaciones con Estados Unidos. Si bien la cuestión de la ampliación de la UE a los Balcanes Occidentales se ha convertido en una prioridad cada vez más importante, por otro lado, la normalización de las relaciones con Serbia –un requisito previo para el ingreso de Pristina en la Unión– se ha estancado sustancialmente.
Los serbios de Kosovo -unos 120.000 de un total de 1,6 millones de habitantes- nunca han aceptado la independencia obtenida el 17 de febrero de 2008 y nunca reconocida por Belgrado, mientras que los últimos años han estado marcados por diversas tensiones en la administración de los municipios de mayoría serbia del norte de Kosovo. La asociación histórica con Estados Unidos, que fue uno de los principales promotores de la independencia de Pristina, se ha desacelerado en los últimos cinco años de gobiernos liderados por Kurti. En los últimos días, la presidenta de Kosovo, Vjosa Osmani, ha estado de visita en Estados Unidos, subrayando su intención de trabajar para fortalecer las relaciones bilaterales. Pero justo en las últimas horas, han llegado nuevas críticas al primer ministro Kurti por parte del enviado especial de Estados Unidos, Richard Grenell. Según él, las relaciones entre Washington y Pristina “nunca han estado en un nivel tan bajo”.
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