El pintor ucraniano Marchuk: ?Apresúrense a hacer el bien?
Svitlana Dukhovych – Ciudad del Vaticano
«El lema de toda mi actividad artística ha sido: '¡Gente, dense prisa y hagan el bien! Cada uno hace el bien como puede. He dedicado toda mi vida al arte», afirma Ivan Marchuk, el pintor ucraniano de 88 años, conocido en todo el mundo.
A pesar de su edad, el maestro Marchuk acudió a Roma el 10 de febrero para asistir a la inauguración de su exposición en el Palacio de la Cancillería, organizada por iniciativa de la Embajada de Ucrania ante la Santa Sede. La exposición, que presenta unas sesenta obras, estará abierta hasta el 24 de febrero.
Amor por la pintura
Ivan Marchuk nació en 1936 en el pueblo de Moskalivka, en la región de Ternopil, al oeste de Ucrania. Su amor por el arte nació a una edad temprana. El artista recuerda que empezó a pintar de niño y que al haber crecido en una familia pobre, no tenía nada con lo que dibujar – ni lápices ni acuarelas – así que pintaba con el jugo de las flores. Ya de adolescente estaba seguro de que quería ser pintor.
Tras completar sus estudios en la Escuela de Artes decorativas y aplicadas Ivan Trush y en la Universidad de Artes Decorativas de Lviv, se trasladó a Kiev en la segunda mitad de la década de 1960. Aquí trabajó como artista en el Instituto de Materiales Superduros de la Academia Nacional de Ciencias, y después en el Combinat de Arte Monumental y Decorativo, donde prevalecía la ideología de la uniformidad artística soviética.
«Allí en el trabajo podía hacer la tarea asignada muy rápidamente y tenía mucho tiempo libre – recuerda el pintor – empecé a dibujar en pequeñas hojas de papel con pluma y tinta y me sentía muy feliz, porque estaba creando algo, no sabía lo que era, pero sentía que algo muy hermoso saldría de ello».
Arte bajo control
Así, Ivan Marchuk empezó a desarrollar su propio arte, que no encajaba en el canon del realismo socialista. Todo lo que no fuera figurativo y abstracto, toda búsqueda de la forma libre, era considerado ideológicamente peligroso por el régimen soviético.
«Mis obras no se aceptaban en exposiciones, estaban prohibidas – dice Marchuk – pero yo necesitaba trabajar. Poco a poco empecé a trabajar en varios talleres, a exponer mis cuadros en los pasillos de la Asociación de Escritores, en la Asociación de los Compositores, en la Clínica de Amosov, en la Biblioteca Médica, porque no se me permitía exponer mis cuadros en otros lugares. El mío se consideraba arte amateur, pero siempre controlado por ojos vigilantes».
Padre del pliontanismo
Toda la carrera artística de Ivan Marchuk es una continua exploración de nuevos estilos y técnicas. De ahí surgió su técnica única, el «pliontanismo» (de la palabra «tejer»). «En 1972 – recuerda – estaba en el pueblo de Sedniv, en la región de Chernihiv. Allí visité por primera vez la Casa de los Artistas. Era noviembre. El bosque. Los árboles desnudos. Dios mío, ¡qué dibujo, qué milagro! Me dije, dibujaré así e incluso mejor. Me puse manos a la obra y casi el mismo día supe cómo hacerlo. Y así nació la técnica de pintura «pliontanista», que ahora se conoce en todo el mundo. Una técnica nueva en el siglo XX».
Exposiciones en todo el mundo
La imposibilidad de realizar su potencial artístico bajo el totalitarismo soviético llevó al pintor ucraniano a emigrar al extranjero. Durante casi veinte años, mi trabajo estuvo prohibido – recuerda Marchuk – y cuando llegó la Perestroika, abandoné inmediatamente el país, porque quería ser libre y trabajar. Me llevé diez cuadros y acabé en Sídney. Así empezó un período muy intenso, casi diría 'de conquista del mundo'. Pero con el arte».
En el 2007, el periódico británico The Daily Telegraph incluyó a Ivan Marchuk entre los «cien genios de nuestro tiempo». El artista ha expuesto sus obras en más de doscientas exposiciones individuales en distintos países. Para alcanzar el éxito, aconseja a los jóvenes pintores que trabajen duro: «Tengo una receta para los artistas: tomen un calendario y cambien todos los días rojos por días negros, y vivan como yo, según un calendario negro. Una forma de decir que no tengo días libres, ni vacaciones. Nunca he celebrado mi cumpleaños, por ejemplo». Toda esta dedicación y tenacidad se ven recompensadas cuando Marchuk ve la emoción en los ojos de la gente al contemplar sus obras.
No más cuadros sobre la guerra
Ivan Marchuk había regresado a Ucrania en el 2011, pero a principios del 2022 la guerra a gran escala lo obligó a emigrar de nuevo. A pesar de su edad y del dolor por el destino de su pueblo, se puso inmediatamente manos a la obra. «Tenía un cuadro, y aún lo conservo. Se llama 'Y vi la tierra cubierta de peces'. Lo pinté después de la catástrofe de Chernóbil. Y luego tuve esta guerra en la mente, porque la vivo de primera mano, y pinté un cuadro pequeño, 'Y vi la tierra cubierta de cadáveres'. Toda la tierra está cubierta de gente tendida en el suelo... Es la realidad. Entonces me preguntaron por mi trabajo en tiempos de guerra y dije: «No más. No más cuadros sobre la guerra».
Porque la gente ve la guerra en la realidad, se vuelven locos de dolor, pierden la vida. ¿Cómo puedo dibujar todo esto y aun así mostrárselo? Lo ven todo en la realidad. «Y tú amigo, no has estado en el frente, no lo has visto, te estás inventando estas imágenes».
Me dije: «La gente necesita consuelo, necesita distanciarse un poco de la guerra, de estos pensamientos terribles. He vivido una vida de sacrificios», concluye Marchuk pensando en su larga trayectoria artística. «Pero lo que he hecho, como se suele decir, justifica todos estos sacrificios. Me siento muy feliz por lo que he hecho».
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