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Emilio Sortino - Ciudad del Vaticano

El horizonte político de Bangladés se ha revolucionado por completo en el espacio de unas horas. El economista Mohammad Yunus, premio Nobel de la Paz en 2006, conocido como el "banquero de los pobres", será el nuevo jefe de Gobierno interino, presionado por los líderes de las protestas estudiantiles que provocaron la destitución y huida a la India de la primera ministra Sheikh Hasina. Yunus dirigirá el país durante el periodo de transición política. A continuación, el presidente Shahabuddin disolvió el Parlamento tras consultar a los partidos políticos, el ejército, la sociedad civil y los líderes del colectivo "Estudiantes contra la discriminación". A continuación, Shahabuddin anunció la liberación de todos los manifestantes detenidos en masa por las fuerzas policiales a partir de julio. Finalmente, tras años de arresto domiciliario, la líder del partido de la oposición, Khaleda Zia, fue puesta en libertad.

El coste humano de las protestas

El balance de víctimas mortales de las manifestaciones ha alcanzado cifras impresionantes: más de 400 personas han muerto desde principios de julio, de ellas, al menos 109 en las horas posteriores a la marcha de la primera ministra Hasina. De muchas voces surge la exigencia de que tanto las protestas como la actuación de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes no causen más muertes.

Llamamiento de la comunidad internacional

La comunidad internacional tiene los ojos puestos en el Estado del sur de Asia y hay mucha presión para que se rebajen las hostilidades. Volker Türk, Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, habló de la necesidad de una transición pacífica del poder y condenó todos los actos de violación de los derechos humanos perpetrados desde que comenzaron las protestas. "Los responsables de matar a cientos de personas y herir a miles tendrán que responder por ello", fue el imperativo de Türk.