Conferencia internacional para pedir la abolici¨®n de la maternidad subrogada
Olivier Bonnel - Ciudad del Vaticano
El 3 de marzo de 2023, un centenar de expertos de 75 nacionalidades, juristas, médicos, psicólogos y filósofos firmaron desde la capital marroquí la "Declaración de Casablanca", en la que piden la instauración de un tratado que suprima la maternidad subrogada. Convencidos de que "el contrato por el que uno o varios patrocinadores acuerdan con una mujer que ésta geste uno o varios hijos con el fin de entregárselos al nacer, sea cual sea su nombre y sus procedimientos", viola la dignidad humana, los participantes pidieron a los gobiernos que condenen la gestación subrogada "en todas sus formas y procedimientos, remunerados o no, y que adopten medidas para luchar contra esta práctica".
Esta exigencia será el tema central de una conferencia internacional que se celebrará el viernes 5 y el sábado 6 de abril en la Universidad Lumsa de Roma. Entre los participantes figuran numerosas personalidades de la vida política italiana, empezando por la Ministra de la Familia, Eugenia Rocella, así como juristas y abogados de varios continentes. También estará presente la jordana Reem Alsalem, Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la violencia contra las mujeres y las niñas. La Santa Sede también está representada por Mons. Miroslaw Wachowski, Subsecretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales.
Sensibilizar sobre la mercantilización
El objetivo de la conferencia es señalar los límites éticos de la maternidad subrogada y, según sus promotores, concienciar sobre un negocio en plena expansión. Según Olivia Maurel, portavoz de la Declaración de Casablanca, el mercado de la maternidad subrogada representó 14.000 millones de euros en todo el mundo en 2022 y, según las previsiones, podría alcanzar los 130.000 millones en 2032. "Expertos de más de 80 países han firmado ya esta declaración y trabajan para que se adopte diplomáticamente un tratado internacional interdisciplinario" , subraya Bernard Garcia-Larrain, doctor en Derecho franco-chileno y coordinador de la red.
"Para nosotros, ésta no es una lucha que deba vincularse a un color político, sino más bien una lucha por la humanidad, ya que nuestro objetivo es proteger a las mujeres de este mercado global, de esta explotación y, por supuesto, también a los niños que son objeto de un contrato", prosigue Bernard Garcia-Larrain, doctor en Derecho franco-chileno y coordinador de la red . Según Bernard García-Larrain, no basta con denunciar la mercantilización que representa la gestación subrogada. El primer paso consiste en informar sobre la realidad del fenómeno, una realidad que, según los promotores de la Declaración de Casablanca, es aún demasiado poco conocida por los responsables políticos.
Apoyo del Papa y de la Santa Sede
Esta lucha contra la gestación subrogada encontró una respuesta favorable por parte del propio Papa, que mantuvo una audiencia privada con varios miembros de la red en la mañana del jueves 4 de abril. El Santo Padre, que en su discurso a los embajadores del 8 de enero deploró públicamente que "la práctica de la maternidad subrogada viola gravemente la dignidad de las mujeres y de los niños", y habló del mercado que representa la maternidad subrogada. "Me pareció que estaba muy bien informado científicamente", explica Olivia Maurel, hija de una madre sustituta. La joven, que señala que, como atea, no quería encontrarse con el Papa como figura religiosa sino como voz moral y jefe de Estado, subrayó, en particular, que Francisco habló de la transferencia de células madre que transmite la madre al bebé que gestó y que luego le fue arrebatado.
Olivia Maurel, portavoz de la Declaración de Casablanca
Además de la audiencia papal, los miembros de la Declaración de Casablanca mantuvieron una larga reunión con el cardenal Pietro Parolin. El Secretario de Estado les recordó hasta qué punto la Santa Sede trabaja para que algún día se elabore un tratado de abolición de la gestación subrogada, con el mismo espíritu que el que prohíbe, por ejemplo, la proliferación nuclear. "Ya hemos sido invitados por la Santa Sede a las Naciones Unidas, hace ahora tres semanas, en el marco de la comisión sobre la dignidad de la mujer", confía Bernard García-Larrain. Pero "no es una voz religiosa la que hemos venido a buscar", prosigue, "como todas las grandes batallas de la humanidad, trasciende confesiones y culturas, y el Papa Francisco habla mucho de la cultura del diálogo. Estamos contentos de haber iniciado este proceso, aunque llevará tiempo".
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