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Michele Raviart - Ciudad del Vaticano

La muerte de Kenneth Eugene Smith en Alabama, prevista para el próximo 25 de enero, marcará "un nuevo estándar de deshumanidad en el mundo" y, de producirse, será "la prueba de fuego del nivel actual de civilización". La Comunidad de San Egidio lanza esta alarma, menos de cuarenta y ocho horas antes de la ejecución del hombre, en prisión desde hace 34 años por asesinato. La condena a muerte de Smith ya se había ejecutado hace año y medio, pero el hombre, debido a las dificultades para encontrar la vena "adecuada", había conseguido sobrevivir a la inyección letal tras cuatro horas de agonía.

Un método considerado bárbaro incluso para los animales

Por ello, el estado de Alabama ha decidido utilizar, por primera vez, el método de la hipoxia de nitrógeno, es decir, la asfixia provocada por la inhalación de nitrógeno absoluto. Un sistema considerado indoloro por el estado norteamericano pero prohibido incluso por la Asociación Internacional de Veterinarios por considerarlo demasiado cruel con los animales. La única excepción se refiere a los cerdos, que, a diferencia de Smith, seguirían sedados antes de la inhalación. "El 25 de enero podría haber un cambio de civilización", explica Mario Marazziti, principal interlocutor de la Comunidad de San Egidio para la abolición de la pena de muerte, "y es si aceptamos como normal matar a un ser humano de una forma que se considera bárbara incluso para los animales, utilizando a un ser humano como conejillo de indias, o no. Es la diferencia entre la cultura de la vida y la cultura de la muerte".

Un "ensañamiento homicida"

Kenneth Eugene Smith, que ahora tiene 58 años, fue contratado en 1988 por un predicador para matar a su esposa y cobrar el seguro de vida de la mujer. Por ello le pagaron 1.000 dólares. Tras el asesinato, el predicador se quitó la vida, mientras que la condena a muerte del cómplice de Smith se ejecutó hace diez años. "Ya han muerto cuatro personas en esta historia", continuó Marazziti, "es una especie de 'ensañamiento' por parte del Estado, teniendo en cuenta que Smith lleva 35 años en la cárcel y que en la mayor parte de Occidente se sale de prisión a los 30 años".

Don Marco Gnavi: ya no tenemos la medida de la sacralidad humana

"Está en juego la vida de Kenner Smith, pero junto con ella la vida de la civilización, que está bajando su nivel hasta la degradación de un asesinato bárbaro, una tortura que se quiere legitimar diciendo que es indolora", reitera don Marco Gnavi, párroco de Santa María in Trastevere. "Ya no tenemos esa medida, siempre instada por el Papa Francisco de la sacralidad de la vida. Este hombre ya ha pasado 35 años de su vida en el corredor de la muerte, fue sometido a un intento de asesinato que duró cuatro horas, y si no aceptamos, sin querer o queriendo, que se baje el listón de la civilización, en tiempos de guerra, incluso hasta este deshumano degradante castigo sin apelación, nos condenamos a vivir un futuro muy problemático".

Últimas horas para intentar detener la ejecución

Smith es una de las dos únicas personas en Estados Unidos que han sobrevivido a una inyección letal. Un método que con los años se ha hecho cada vez más largo y doloroso, tras la prohibición para este fin del pentobarbital -una de las tres sustancias que componían el líquido de inyección y que se producía en Italia-, gracias también a una campaña promovida en 2009-10 por el gobierno italiano y la Comunidad de San Egidio. La nueva ejecución de Smith "fija el retorno de la tortura como si fuera algo normal", concluye Marazziti, "de una forma que va más allá incluso de la Edad Media, donde si sobrevivías a la 'prueba de fuego' eras libre". La Comunidad de San Egidio ha enviado a la gobernadora de Alabama, Kay Ivey, un recurso firmado también por varios líderes religiosos para que suspenda la ejecución, mientras en estas horas se examinan los recursos de los jueces.