Marruecos, llamamiento de áٲ: Se necesita ayuda para quien lo ha perdido todo
Luana Foti - Ciudad del Vaticano
La tragedia sin precedentes que asoló Marruecos hacia las 23.11 (hora local) del viernes 8 de septiembre – a la que el Papa dirigió una oración esta mañana al final de la audiencia general – ha acabado con la vida de más de 2.900 personas, dejando sin nada a otras 3.000 aproximadamente. La gente sigue excavando bajo los escombros, por lo que la cifra de muertos podría empeorar. Pope contactó por teléfono con el misionero mexicano Oscar Arturo García Padilla, Director de Cáritas en la Archidiócesis de Rabat. Tiene una voz cansada pero muy servicial, aunque enseguida advierte que para él el tiempo es esencial porque está sobre el terreno y la emergencia no puede esperar. El terremoto sacudió la región de Marrakech, donde el misionero se encuentra desde el domingo por la mañana.
Todo bajo los escombros
"En la montaña fuimos los primeros en llegar de fuera. Allí todo está destruido. Y cuando digo todo, quiero decir todo', dice el padre Óscar Arturo. Todo está bajo los escombros. Ropa, dinero, no hay electricidad ni acceso al agua. Las casas están destruidas, ya no se puede vivir en ellas. En el primer pueblo que rescatamos había unas 60 personas que pasaron la noche en el mal tiempo porque no podían volver a sus casas'. El riesgo de nuevos temblores que hubieran destruido lo poco que quedaba en pie era alto. Pero en la mayoría de los casos, la gente no sabe adónde ir y quiere quedarse en su pueblo con sus vecinos. Tanto es así, atestigua el misionero, que han levantado tiendas improvisadas a pocos metros de sus casas reducidas a un montón de escombros.
La situación en las montañas es preocupante
El terremoto hizo temblar la tierra con especial intensidad en las zonas montañosas del Alto Atlas. Y es esta zona la que preocupa a la Coordinadora del departamento de cooperación internacional de Cáritas Española – que el sábado lanzó la campaña de solidaridad titulada “Cáritas con Marruecos” – Marie Hélène Bellangeon: "A zonas urbanas como Marrakech se puede acceder por carretera. Es cierto que algunas están ocupadas por escombros y ha habido derrumbes, pero aun así se puede acceder", informa. En cambio, en las montañas, llenas de lugares inaccesibles, es extremadamente difícil. Incluso antes del terremoto, en muchos pueblos no se podía llegar por carretera, sino por caminos improvisados entre las rocas. Ahora, la destrucción causada por el terremoto es muy grande, hay muchas víctimas y el problema sigue siendo cómo llegar a la gente".
La labor de Cáritas en las zonas afectadas es valiosa, aunque – como dice el padre Oscar Arturo – sólo haya unas pocas unidades. Por ahora, se concreta en actividades de rescate, reconocimiento, apoyo psicológico y evaluación de daños. "Necesitamos un generador eléctrico en los pueblos que se han quedado sin luz y sin posibilidad de comunicarse con familiares y amigos en las otras zonas afectadas. Y también colchones, mantas, artículos de primera necesidad porque en muchos sitios está todo destruido y la gente queda totalmente expuesta a la intemperie". El misionero mexicano comparte las mismas preocupaciones que Marie Hélène y añade además la angustia por la inminente llegada del invierno: "En las montañas, con el invierno a la vuelta de la esquina, el frío empieza a intensificarse y necesitamos encontrar una solución lo antes posible para todas esas personas que han perdido sus casas".
La fuerza de la solidaridad
En situaciones de emergencia como ésta, sin precedentes para los marroquíes, brilla la belleza de la solidaridad. "La fuerza del pueblo marroquí es impresionante. Por supuesto, la fuerza de la naturaleza que lo destruyó todo es impresionante. Pero aún más impresionante es la fuerza de la gente. Gente corriente, como nosotros, familias corrientes que, sabiendo que la situación en las montañas era difícil, se tomaron la molestia de ir a comprar comida y subieron a compartir lo que tenían con sus vecinos: agua, pan, colchones. Todo el que pudo subió a ayudar, había tantos coches que incluso crearon problemas en la red de carreteras", cuenta casi emocionado el padre Óscar Arturo.
Ayudar en la reconstrucción
"El domingo, apenas 24 horas después del terremoto, el desorden era total. Ahora ya se ve que la maquinaria estatal de socorro se ha puesto en marcha y se nota la llegada de ayuda internacional", explica el director de Cáritas Rabat. A continuación, lanza un llamamiento a la comunidad internacional para que apoye al pueblo marroquí y deje que su gobierno gestione la emergencia. "Lo importante es seguir ayudando a estas personas a reconstruir sus vidas porque de eso se trata: de que vuelvan a ponerse en pie y de que les ayudemos en esta dinámica de reconstrucción de ellos mismos".
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