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Giancarlo La Vella - Ciudad del Vaticano

La última búsqueda en aguas griegas, entre los mares Egeo y Jónico, no está dando resultados: no se han encontrado más sobrevivientes, ni mucho menos víctimas. Un centenar de niños están desaparecidos. La mayor tragedia del Mediterráneo corre ahora el riesgo de dejar una dolorosa huella en toda Europa, llamada a encontrar soluciones concretas ante los dramas del mar que se repiten periódicamente.La comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, estigmatiza la actuación de los traficantes que envían a la muerte a personas en busca de una nueva vida. Hasta ahora se ha detenido a varios traficantes de nacionalidad egipcia.

Responsabilidad del naufragio

Las autoridades griegas están investigando la dinámica del accidente. Se ha acusado a Grecia de incumplir el deber fundamental de rescatar a las personas en peligro en el mar, independientemente de su nacionalidad, estatus o circunstancias. Una norma, ésta, sancionada por la ONU. Más peculiar es la versión proporcionada por la Guardia Costera de Atenas, según la cual hubo contacto con el pesquero, pero muchos de los migrantes se negaron a ser llevados a Grecia en lugar de a Italia. Mientras tanto, ayer en Atenas, 21 personas fueron detenidas durante dos manifestaciones organizadas en el centro de la capital para protestar contra las políticas migratorias del gobierno que, según ellos, provocaron el naufragio.