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Giancarlo La Vella - Pope

La inmensa planta siderúrgica, que ocupa una superficie de 11 kilómetros cuadrados, es ahora un montón de escombros tras los intensos ataques de ayer. Las imágenes de las bombas cayendo repetidamente sobre la planta son aterradoras. Las unidades militares ucranianas siguen atrincheradas en el sótano de la planta siderúrgica, dispuestas a resistir enérgicamente. Ayer libraron duros combates sobre el terreno contra las fuerzas rusas que invadieron la ciudad de Mariupol.

Una tregua para evacuar a los civiles

Casi por sorpresa, Moscú anunció ayer un alto el fuego unilateral en Mariupol para permitir -según fuentes militares rusas- que decenas de civiles, entre ellos varios niños, abandonen la planta siderúrgica de Azovstal a través de siete corredores humanitarios. Ya hay 300 personas que han llegado a Zaporizhzhia, más al oeste, gracias a las rutas protegidas coordinadas por la Cruz Roja Internacional y las Naciones Unidas. Según fuentes rusas, el cese de los combates durante 72 horas permitirá también la retirada de las tropas de Moscú. Pero la presión bélica de Rusia también se centró ayer en las regiones occidentales, en las fronteras con Polonia, Eslovaquia y Hungría. El vicepresidente de la Duma, la cámara baja del parlamento ruso, dijo que el avance de Moscú se detendría en la frontera con Polonia.

Nuevas sanciones

Mientras tanto, en su intervención en el Parlamento Europeo en Estrasburgo, Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, anunció nuevas sanciones contra Moscú, incluida la congelación gradual de las importaciones de petróleo. Este es el sexto bloque de medidas decidido por la Unión. También se habla de sanciones contra los considerados responsables de las masacres de Bucha y del asedio de Mariupol. El patriarca ortodoxo Kirill se encuentra entre los principales nombres. "Queremos que Kiev gane", dijo el líder europeo, pero en el horizonte está la posible oposición de algunos países como Hungría, que habla de vetar el embargo propuesto al crudo ruso.