Malta y la cuesti¨®n migratoria entre la acogida y las dificultades
Michele Raviart - Valletta
A lo largo de su historia, Malta ha sido una encrucijada de pueblos y culturas, y la acogida, desde el naufragio de San Pablo, es uno de los rasgos con los que más se identifica el pueblo maltés. Así lo ha recordado el Papa Francisco durante las diferentes etapas de su 36º Viaje Apostólico, que finaliza esta tarde con un encuentro con migrantes en el Peace Lab de Hal Far.
Se negó el acceso a 106 inmigrantes
Sin embargo, en los últimos años no han faltado dificultades para quienes buscan un "refugio seguro" en Malta, como sugiere el origen fenicio del nombre de la isla. Ayer mismo, por ejemplo, se denegó el acceso a un barco de la ONG alemana Sea Eye que transportaba a 106 migrantes de Egipto, Nigeria, Sudán, Sudán del Sur y Siria -entre ellos 22 niños y 15 personas deshidratadas y gravemente debilitadas- debido a una disputa. Según la ONG, Malta debería haber recibido a estas personas, recuperadas de un bote de goma y un pequeño pesquero, por ser el Estado miembro de la UE más cercano, mientras que, según las autoridades maltesas, la competencia para asistir a los migrantes corresponde a Alemania, país de pabellón del barco Sea Eye.
Responsabilidad de la acogida
"Malta es, sin duda, un país muy expuesto al problema de la migración por estar situado en la famosa ruta del Mediterráneo central", explica Silvia Sinibaldi, directora de Asuntos Humanitarios de Cáritas Europa. "Es un país que -subraya- a pesar del gran deseo de solidaridad que ciertamente anima a su población" "se ha mostrado a veces reacio a asumir responsabilidades" y las disputas incluso con Italia para responder al "deber" de salvar vidas, han sido "bastante difíciles de gestionar en los últimos años".
Datos de la ONU
Según las cifras del ACNUR, este año han llegado a Malta 832 inmigrantes. El año pasado fueron 2.850. Estas cifras forman parte del mayor flujo de personas procedentes del norte de África que intentan cruzar el Mediterráneo, 41.000 según los datos del segundo semestre de 2021. "Estas personas", continúa explicando Sinibaldi, "buscaban evidentemente un refugio seguro, que podía ser tanto Malta como Italia, y encontraron dificultades. En la mayoría de los casos tuvieron que permanecer inmóviles en el mar durante varios días. Con lo que estamos viendo en el último mes tras la crisis de Ucrania, nos damos cuenta de que 40.000 personas son muy pocas.
Hacia una mayor solidaridad europea
La esperanza, reiterada por las autoridades civiles y eclesiásticas y por la población, es que lo que está ocurriendo con la acogida de cientos de miles de refugiados en Ucrania dentro de las fronteras de la UE pueda dar lugar a un nuevo impulso de solidaridad que implique también a los países que ya llevan años gestionando el fenómeno migratorio. "La UE -subrayó Sinibaldi- ha conseguido activar oportunamente la Directiva de Protección Temporal para las personas que huyen de Ucrania y esto, obviamente, nos da esperanzas y nos hace pensar que, si hay una fuerte voluntad política y de la opinión pública, se pueden encontrar soluciones".
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