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Amazonia: De depredadores a voluntarios para salvar las tortugas

El proyecto “Pé-de-Pincha” de la Universidad Federal del Amazonas, en colaboración con el Instituto Brasileño del Medioambiente, busca sensibilizar a los “ribeirinhos”, habitantes de los ríos del Norte de Brasil, a proteger estas criaturas. La contribución de la Iglesia es esencial en este cambio de rumbo.

Andressa Collet – Pope

La carne y los huevos de los quelonios amazónicos, como los de las tortugas y los tracajás (terecay), siempre han sido muy apreciados por el ser humano y forman parte de la dieta de los “ribeirinhos” como una importante fuente de proteínas, especialmente durante la época seca de los ríos. El problema no es tanto el consumo con fines de subsistencia como la caza depredadora, el comercio ilegal y la venta en los grandes centros urbanos de la región, como Manaus, Santarém, Belém y Tefé. Una práctica bárbara y sistemática desarrollada por los traficantes de quelonios, que amenaza con la extinción de estos ejemplares y provoca la destrucción de su hábitat natural.

Una iniciativa desarrollada en los estados del Amazonas y de Pará pretende aumentar la concientización sobre la necesidad de proteger y conservar esta especie, salvándola de los depredadores. Se trata del proyecto ambiental “Pé-de-Pincha”, un programa de gestión comunitaria de los quelonios, basado en el voluntariado y gestionado por la Universidad Federal del Amazonas (UFAM), en cooperación con el Instituto Brasileño del Medio Ambiente que, en 22 años de actividad, ya ha devuelto a la Tierra más de 6 millones de crías de quelonios en un área dividida en 18 municipios, 15 en el Estado de Amazonas, 3 en el Estado de Pará, y habitada por 122 comunidades diferentes.

Conferencia en una escuela de la comunidad del Lago Mamori, en Amazonas
Conferencia en una escuela de la comunidad del Lago Mamori, en Amazonas

Conservación y gestión comunitaria de las especies

Los quelonios son reptiles a los que pertenecen tanto las tortugas marinas como las de agua dulce. Estos animales son fácilmente reconocibles porque tienen un caparazón, una especie de concha ósea, que los protege de los depredadores. Actualmente hay más de 250 especies. Pero los protagonistas de nuestra historia son los "bichos de casco", como se les llama en la región, popularmente conocidos como "tracajás", tortugas que pueden vivir hasta 90 años. Son animales ovíparos que ponen una media de 15-30 huevos cada vez que se reproducen. Suelen hacer agujeros en las orillas de los lagos, camuflando el nido con barro y hojas. Aquí es donde los “ribeirinhos”, la gente que vive alrededor del lecho del río, los voluntarios y los socios del proyecto “Pé-de-Pincha” están en primera línea para salvar la especie.

Nacido en 1999 en la ciudad de Terra Santa, en Pará, para proteger el lago Piraracá de la invasión de los barcos y de las grandes redes de pescadores, el proyecto “Pé-de-Pincha” involucra a las comunidades en todas las fases del proceso, después de un período de formación y práctica, ofrecidas por la universidad: juntos, formadores y miembros de la comunidad, identifican los agujeros, vigilan y recogen los huevos del hábitat natural, trasladan los nidos de las áreas mineras a las áreas protegidas, en una especie de guardería, una incubadora improvisada en la arena y próxima a las casas de los residentes, donde los polluelos, cubiertos y calientes, logran crecer lo suficiente para no convertirse en presa fácil. Después de que nacen, son liberados en los lagos, entre la alegría y la fiesta de toda la comunidad.

Recolección de nidos para llevarlos a áreas protegidas, en Barreirinha, Amazonas
Recolección de nidos para llevarlos a áreas protegidas, en Barreirinha, Amazonas

Un testimonio de “conversión”

Nilcinha de Jesus Amaral Ferreira, agente ambiental voluntaria, nos cuenta que para buscar los huevos se sale muy temprano, incluso a las 3 de la madrugada, “armados” con cajas de espuma de poliestireno. Al igual que ella, alrededor de 28 millones de personas pertenecen a “Pé-de-Pincha” que en los años se ha transformado en el proyecto más grande de voluntariado en toda la Amazonia. Lo que ven es una verdadera conversión que empieza en casa y se extiende a los amigos, las parroquias y las escuelas, e incluso llega a los oídos de los depredadores. Nilcinha explica: “Eso es lo que le ocurrió también a mi marido: fue uno de los depredadores y hoy es uno de los mayores custodios de esta zona. Realmente se ‘puso la camiseta’, como decimos nosotros, es decir, ¡se dio cuenta y pudo contagiar a toda la gente! Nos hemos dado cuenta y estamos intentando mostrar a la comunidad que la misma conservación y gestión de los quelonios puede hacerse también con los peces y las plantas. Y así, ya hemos reducido los incendios y la deforestación, así como la extracción de madera local”.

La Iglesia, socio histórico del proyecto

El profesor Paulo Cesar Machado Andrade, de la Universidad Federal del Amazonas, coordinador de “Pé-de-Pincha”, explica que, además de la colaboración con la institución, que cada año forma nuevos estudiantes para trabajar en el programa, la Iglesia desempeña un rol fundamental, histórico, al estar en la primera línea desde el comienzo, en los años 90, cuando logró llegar al mayor número posible de comunidades para involucrarlas en el compromiso de protección de los tracajás.

 Estudiante universitario enseña a los residentes cómo trasplantar los nidos en el Igapó Açu
Estudiante universitario enseña a los residentes cómo trasplantar los nidos en el Igapó Açu

“El programa – explica el profesor – también ha servido para tender un puente, un vínculo para discutir todos los problemas ambientales que sufre la región buscando alternativas sostenibles para generar ingresos. Esto sucede porque “Pé-de-Pincha” trabaja sobre la conservación de los recursos naturales de la comunidad, pero también en la concientización medioambiental de las comunidades, para un desarrollo sustentable, “que no sea solo ecológicamente correcto, pero además económicamente sustentable y socialmente justo”. A su vez, “Pé-de-Pincha” capacita también profesores en el campo de la educación medioambiental a través de “un proyecto de investigación y acción comunitaria de monitoreo participativo”.

Esta visión de ecología integral es la que nos pide el Pontífice: “Creemos que hay una profunda conexión con todo lo que expresa el Papa Francisco en la encíclica Laudato si’. No solo ver el animal, el río, el árbol como un elemento por derecho propio de la naturaleza, pero sobre todo como una parte de una cadena más grande que permite mantener la vida en el Planeta, a través de esta visión más integral que no deja a nadie atrás”.

Una residente de Terra Santa, en Pará, comprometida con marcar a las tortugas adultas
Una residente de Terra Santa, en Pará, comprometida con marcar a las tortugas adultas

La ecología de la vida cotidiana en la Amazonia

“Este es también nuestra contribución al medioambiente”, comenta Nilcinha, considerada una “sembradora de quelonios”, mientras se demuestra a favor del pensamiento del Papa sobre la urgencia de “mejorar globalmente la calidad de la vida humana” a través de los ambientes en los que vivimos que “influyen nuestro modo de ver la vida, sentir y actuar” (Laudato si’, 147). Nilcinha también considera que la pandemia ha hecho reflexionar sobre la necesidad de trabajar para fortalecer nuestra relación con el medio ambiente.

El profesor Paulo añade finalmente que “el proyecto comenzó en un rincón escondido de la Amazonia y lentamente ha crecido. Encontró caminos, socios que podían ayudar, miembros de la comunidad, trabajadores, felices de dedicarse a este objetivo, estudiantes que enriquecen las acciones, incluso frente a situaciones conflictivas relacionadas con el medio ambiente. ‘Pé-de-Pincha’ siempre ha intentado trabajar con entusiasmo por la Casa común y las cosas del Creador. ¡Y esto es lo que nos guía! Esto es lo que nos hace esforzarnos por satisfacer las necesidades de todos los que acuden a nosotros. Esta es nuestra misión, no solo ser un programa de ‘conservación’, pero tratar de ayudar, dar oídos y voz a esas comunidades de ‘ribeirinhos’ que vienen a nosotros y quieren ayudar a que nuestra tierra recupere su belleza”.

La comunidad Igapó Açu celebra la liberación de los hijos de quelonios en la naturaleza
La comunidad Igapó Açu celebra la liberación de los hijos de quelonios en la naturaleza

 

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15 febrero 2022, 12:47