ڲԾá: "Es prioritario organizar corredores humanitarios"
Giancarlo La Vella - Ciudad del Vaticano
Afganistán sigue necesitando ayuda internacional. El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, preside hoy una conferencia internacional en Ginebra para intentar recaudar más de 600 millones de dólares para la población del país asiático. Incluso antes de que los talibanes volvieran al poder, la mitad de los afganos, unos 18 millones de personas, dependían de la ayuda humanitaria internacional.
La emergencia también parece agravarse debido a la sequía y a la escasez de dinero y alimentos. En este contexto, las Naciones Unidas y las organizaciones humanitarias se están movilizando. Mientras tanto, desde el 15 de agosto, fecha en la que los talibanes tomaron el poder en Afganistán, hoy ha aterrizado en la capital afgana el primer vuelo comercial. Era un avión de la empresa pakistaní Pia.
Urge organizar Corredores humanitarios
Pero la verdadera emergencia sigue siendo la evacuación de muchos afganos, antiguos colaboradores de los países occidentales, cuya seguridad está hoy en peligro en Afganistán a pesar de que el gobierno de Kabul ha aprobado una amnistía contra los que han colaborado con organizaciones extranjeras. "Es un deber moral" que Occidente debe obedecer, afirma el profesor Giuseppe Valditara, catedrático de Derecho Romano de la Universidad de Turín y coordinador de "Lettera 150", la iniciativa puesta en marcha por decenas de profesores universitarios durante la pandemia del Covid-19 y que luego se amplió a otros temas. "Lettera 150 se ha convertido en portavoz del gobierno italiano", dijo Valditara en una entrevista con Radio Vaticano y Pope, "para la creación de corredores humanitarios para aquellos que todavía no pueden salir de Afganistán".
- Profesor Valditara, ¿a quién va dirigida en concreto esta iniciativa propuesta por Lettera 150?
Hay unos 200.000 afganos colaboradores de los países occidentales que no han podido utilizar los puentes aéreos. Son personas que han arriesgado su vida y su futuro en un país que se ha vuelto hostil para ellos, por lo que creo que los países occidentales, Italia en primer lugar, tienen un deber moral hacia todas estas personas. Evidentemente, habrá que tener mucho cuidado de no enviar, junto con los colaboradores que han permanecido en Afganistán, a personas vinculadas, quizás, a organizaciones terroristas.
Pero hay otro aspecto muy importante que no debe distraernos de esta necesidad, que creo que es ante todo moral, y es insistir ante el nuevo gobierno afgano en que es posible crear un corredor humanitario que garantice un futuro a todas estas personas que han creído y colaborado activamente con los países occidentales.
- Para lograrlo, debe haber diálogo con los talibanes. ¿Es posible abrir contactos con Kabul en este momento?
Los talibanes han pedido, por ejemplo, al gobierno estadounidense que mantenga su propia representación en Afganistán. Esto significa que hay una mínima voluntad de diálogo. Creo que los talibanes necesitan la cooperación de otros Estados para gestionar un país ciertamente difícil, un país indudablemente pobre.
Evidentemente, me doy cuenta de que la situación es muy delicada, pero hoy tenemos, en primer lugar, esta obligación para con esos 200.000 colaboradores de las distintas potencias occidentales que han estado en Afganistán por un sueño, para intentar conseguir una forma de democracia y de respeto a los derechos humanos, un sueño que, entre otras cosas, ha dado importantes frutos: miremos a toda esa gente que sale a la calle, que incluso tiene el valor, en una situación muy difícil y peligrosa como la actual, de exigir un Afganistán tolerante, que respete los derechos de las mujeres. Algo se ha conseguido gracias al fructífero diálogo que se ha mantenido en los últimos años. Por eso creo que en este momento es especialmente importante garantizar a todas estas personas la posibilidad de un futuro.
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