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Día Mundial del Refugiado: acoger para construir una comunidad

El padre Camillo Ripamonti, presidente del Centro Astalli, con motivo del aniversario de hoy, convocado por las Naciones Unidas, recuerda que es necesario garantizar el derecho de los que huyen a permanecer en su propia tierra. Los datos de la ONU confirman un aumento del 4% en el número de refugiados en el mundo incluso en el momento más álgido de la pandemia

Stefano Leszczynski y Benedetta Capelli - Ciudad del Vaticano

Mirar la carga de sufrimiento que cada persona lleva como equipaje. Esta es la perspectiva que las Naciones Unidas nos invitan a adoptar de cara al Día Mundial de los Refugiados bajo el lema "Juntos podemos marcar la diferencia" para pedir la plena inclusión de los refugiados en todas las esferas de la sociedad, desde el trabajo hasta el estudio o el deporte. Las cifras publicadas por la ONU son una instantánea de un fenómeno creciente: 82 millones de personas huyen de la violencia, los conflictos y los efectos del cambio climático. Lo que llama la atención es que ni siquiera la pandemia ha detenido el flujo de refugiados y desplazados. Las puertas están cerradas en muchos países; más de 160 naciones han bloqueado sus fronteras, 99 estados no han hecho una excepción ni siquiera para los que buscan protección. Los datos de la ONU muestran que sólo una pequeña parte de los que huyen buscan un refugio seguro en Europa o en los países del mundo rico: la gran mayoría de los refugiados del mundo - casi nueve de cada diez (86%) - son acogidos por países cercanos a las zonas de crisis y por países de ingresos bajos y medios. Los Estados menos desarrollados dieron asilo al 27% del total de personas que huyeron.

Acogida que se convierte en comunidad

En los últimos días, el Centro Astalli, el servicio jesuita para los refugiados en Italia, ha organizado un diálogo sobre el "rostro de la hospitalidad"; una ocasión "para promover una nueva definición de la protección internacional que se base en un renovado deseo de paz entre los pueblos y fundamente nuestras relaciones con los migrantes". La invitación es a encontrar un nuevo "nosotros" para construir un futuro diferente. El padre Camillo Ripamonti, presidente del Centro Astalli, recuerda que "a pesar de que se cumplen 70 años de la Convención de Ginebra que protegió el derecho y la dignidad de las personas obligadas a huir, nos encontramos en una situación en la que el número de refugiados es demasiado elevado y no muestra signos de disminuir porque las guerras y las persecuciones continúan en todo el mundo".

El derecho a permanecer en la propia tierra

Para el jesuita, los derechos de los que huyen a menudo no están garantizados, por lo que advierte del peligro de atrincherarse y bloquear todo acceso, como ocurre en Europa. Explica que es necesario adoptar un enfoque diferente, es decir, garantizar "una acogida que se convierta en construcción de comunidad con personas que vienen de otra parte del mundo". Es necesario", explica el padre Ripamonti, "garantizar ese derecho a permanecer en la propia tierra que no consideramos, o quizás sólo consideramos desde nuestro punto de vista". El presidente del Centro Astalli exhorta, tras los numerosos pronunciamientos del Papa Francisco, a soñar con un mundo nuevo, "a construir juntos un futuro común en lugar de dividirnos".

 

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20 junio 2021, 10:30