Brasil: Laudato si' y Ciranda potencian la agricultura familiar en Maranh?o
Andressa Collet – Ciudad del Vaticano
La Ciranda forma parte del patrimonio cultural de la mayoría de los niños brasileños. Es una canción, con una danza en círculo, que recuerda a las esposas de los pescadores del noreste del país, que cantaban mientras esperaban que sus maridos volvieran del mar. Una danza comunitaria, siempre en espera “del otro”, precisamente como un proyecto desarrollado en la ciudad de Açailândia, en el Estado de Maranhão, en plena Amazonía brasileña.
Un juego tomado en serio desde el 2018. Ciranda, acrónimo de Centro de Innovación rural y de Desarrollo agroecológico, decidió apostar por la agroecología como alternativa económica a la cadena minera y a la agroindustria de la región, que se encuentra justo en medio del ferrocarril "Estrada de Ferro Carajás" (Efc), que conecta la mayor mina de hierro a cielo abierto del mundo, en Carajás, en el sureste de Pará, con el puerto de Ponta da Madeira, en San Luis, en Maranhão.
La ecología integral surge así como una posibilidad real para que las familias no dependan sólo de la extracción, sino que sean capaces de salvar la economía local, generando ingresos en casa, con un menor impacto en el medio ambiente. El coordinador de Ciranda, Xoán Carlos Sanches Couto, misionero laico comboniano, es quien explica la relación con la casa común, que puede adaptarse a la realidad de cada uno: "Ciranda promueve tecnologías adecuadas para los agricultores familiares y los campesinos. Aquí probamos y aplicamos tecnologías y formas de producción bien adaptadas al tamaño de las propiedades de los agricultores familiares, a sus conocimientos, a la mano de obra que encuentran en sus familias y al entorno que tenemos en esta región".
Agroecología inspirada en la Laudato si'
Xoán es un agrónomo español, que lleva 20 años en Brasil y trabaja con familias de la región amazónica de Maranhão. Al principio, creó la "Casa Familia Rural", un tipo de escuela agrícola comunitaria para mejorar la vida y la educación de los jóvenes rurales. Hoy, junto con Ciranda, dirige dos proyectos que ayudan a 70 familias de la región con formación teórica y técnica.
En los cursos ofrecidos, los hijos de los agricultores aprenden a familiarizarse con las formas de producir cultivos agroecológicos, con la posibilidad de aplicarlos en sus propias propiedades. Se trata de tecnologías aptas para la agricultura familiar que, una vez aprendidas en la escuela, se transmiten a las familias y comunidades en un flujo permanente de incentivos para no abandonar el medio rural. Este es uno de los buenos ejemplos que llegan desde Brasil, una acción que no resuelve los problemas globales, pero que confirma "que el ser humano todavía es capaz de intervenir positivamente" para mejorar el medio ambiente (Papa Francisco, Laudato si', 58).
Esta idea de trabajar con la agroecología dice Xoán, "está muy inspirada en la encíclica Laudato si', un encuentro de ciencia y fe, que busca lo mejor que la ciencia ha producido para explicar la crisis ambiental, para dar una respuesta con la fe, pero también con una base científica. Así que el Centro Ciranda también toma el mismo camino. Utilizamos el conocimiento científico, tenemos asociaciones con institutos de investigación y universidades, pero al mismo tiempo nuestra respuesta se basa en las necesidades de las comunidades, valorando también el conocimiento tradicional".
Xoán da ejemplos de las técnicas enseñadas, que van desde la construcción ecológica, una forma tradicional de construcción muy practicada en la región con arcilla y tejas hechas con material reciclado, hasta la producción de biogás y la recogida de agua de lluvia con cisternas. Pero también se practican la avicultura, la piscicultura y la apicultura; se crían cerdos al aire libre y se fomentan los sistemas agroforestales mediante la plantación de árboles madereros y frutales y también de cultivos anuales que son la base de la alimentación de los habitantes, "como el maíz, las judías y la mandioca. Todo esto se planta junto en una forma llamada policultivo, donde no hay monocultivo y una especie ayuda a la otra, por lo que se tiene un ambiente equilibrado: es muy difícil que una plaga o algún insecto ataque y cause daños económicos. Así que es una forma de inspirarse en la naturaleza, que también tiene su base científica".
Los retos de Ciranda: de los incendios a la agroindustria
A pesar de los buenos resultados, hay desafíos: es el caso de los incendios que provienen de otras propiedades vecinas. Xoán afirma que, en general, consiguen salvar los cultivos permanentes, pero las otras áreas, con sus experiencias de pastoreo ecológico y reservas forestales, se ven gravemente dañadas por el fuego, como ha ocurrido en los dos últimos años: "Este es un desafío que nos lleva a pensar en cómo, para los próximos años, superar este problema si podemos construir barreras forestales que sean menos susceptibles al fuego". Incluso así, de todos modos, los resultados ya son prometedores: vemos en las familias un entusiasmo y una voluntad de seguir trabajando la tierra, sabiendo que se trata de una misión para proporcionar alimentos a la humanidad y que se puede hacer preservando nuestra casa común, sin degradar el medio ambiente".
La alianza con la naturaleza está ya muy presente en la vida de la mayoría de los agricultores. Sin embargo, no todo el mundo tiene esta conciencia, porque la agroindustria está muy presente a nivel local, "transformando economías, paisajes y mentes". Como confirma el Papa en la Laudato si' (54), "muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común" y "cualquier intento de las organizaciones sociales por modificar las cosas será visto como una molestia provocada por ilusos románticos".
Xoán es plenamente consciente de que Ciranda es una experiencia que "contradice profundamente los fundamentos del mercado capitalista, donde vale más quien más tiene y quien más gana". Por eso, muchas veces, explica, "se tiende a ridiculizar a las familias, a minimizarlas, a decir que esto no funciona, que esto no puede alimentar a la humanidad, cuando ya tenemos varios estudios que dicen que, por ejemplo, una hectárea agroforestal – que es el método con el que trabajamos, el sistema agroforestal – es más productiva que una hectárea de monocultivo de soja". Esto es en términos monetarios, pero también en términos ecológicos. Por tanto, desmontar esta `racionalidad monetaria’ es uno de los retos que tenemos y en los que trabajaremos en los próximos años".
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