Iberoamérica. Políticos católicos impulsan diálogo y centralidad de la persona
Alina Tufani – Pope
Cristianos comprometidas en distintos ámbitos de la vida pública que quieren superar “la dificultad para pensar un mundo abierto que tenga lugar para todos, que incorpore a los más débiles y que respete las diversas culturas”. Así se definen los firmantes del
Una veintena de personas que, convocadas por el Arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro y la Academia Latinoamericana de Líderes Católicos, han decidido dar respuesta al llamado del Papa Francisco en su encíclica “Fratelli tutti” a “acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto... a dialogar”.
“Somos conscientes de que no puede haber un camino eficaz hacia la fraternidad universal y la paz social sin una buena política”, escriben los miembros de la “Red iberoamericana de políticos católicos” que nació el pasado mes de octubre, en su manifiesto en el que reivindican “la importancia y la necesidad de impulsar el diálogo "en estos momentos" de gran polarización que vivimos”
Se trata de un decálogo de propuestas – según refiere una nota de la Arquidiócesis de Madrid (Infomadrid)- que comienza con la premisa de reconocer lo que une, que en su caso es la participación “en la vida política preocupados por la búsqueda del bien común” más allá de los distintos caminos elegidos por cada uno. En el decálogo se incluye también la promoción de un diálogo que favorezca “la acogida” de las diferentes posturas.
«Tenemos ideas diferentes –destacan los miembros de la red–, representamos a partidos diferentes; pero el diálogo es aceptar la humanidad del otro, asumir que el otro tiene verdad en lo que dice y otorgarle el beneficio de la buena fe». Esto, reconocen, implica «renuncias, encuentros y no atrincherarnos en nuestras ideas».
Los firmantes, un total de 21, son españoles en su mayoría junto a una decena de representantes provenientes de Italia, Brasil, México, Colombia, Argentina, Chile, Uruguay y Costa Rica. “Formamos parte de la misma sociedad a la que todos queremos servir”, aseguran en el manifiesto que quiere poner al centro a la persona.
Evitar la descalificación, alzar la voz, el lenguaje ambiguo que lleve a confusión, las noticias falsas, los juicios y los falsos testimonios, la vulgaridad y los «excesos de la corrección política» son algunas de las propuestas también incluidas en el decálogo junto al reconocimiento de que es legítima la discrepancia, pero “desde la serenidad, el diálogo y la tolerancia mutua”.
“Estamos llamados a preocuparnos especialmente por la vulnerabilidad de las personas”, reitera el manifiesto al reconocer que se trata de un “imperativo moral” de todo dirigente político, es decir, “dar una respuesta” al sufrimiento del otro. La red deja claro que esta centralidad de la persona es uno de los puntos de unión entre ellos, y propone “mirar la realidad en clave de comunidad” porque “no somos un agregado de individualidades”.
El cardenal Osoro agradeció a los miembros de la Red - que tuvo su primera reunión virtual en octubre pasado - por su generosa participación: “Si logramos ser uno para el otro - afirmó -, estaremos haciendo un milagro impresionante y una aportación fundamental para la vida pública”.
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