ܻá: más de un millón de ԾñDz en riesgo de malnutrición grave
Andrea De Angelis - Ciudad del Vaticano
Los desafíos a menudo nunca llegan solos. La República del Sudán está inmersa en una difícil transición democrática, con un gobierno compuesto por personal civil y militar. Un país cuya economía se ha visto fuertemente afectada por el aumento de los precios de los alimentos y la inflación. En este contexto, la pandemia ha causado un daño considerable a una realidad ya herida. Las frías cifras de contagios no deben analizarse desde un punto de vista meramente estadístico: los cierres (como veremos también de escuelas) y las medidas de distanciamiento arriesgan con volverse devastadoras para millones de trabajadores vinculados a la economía informal. Ante este panorama, hay ahora otro hecho preocupante: el número de niños sudaneses expuestos al riesgo de malnutrición grave se ha duplicado en sólo un año. Los riesgos de hambre extrema afectan a 1,1 millones de niños en el país, medio millón más que en el mismo período en 2019: es la alarma lanzada por Save the Children.
La crisis económica
Las medidas de prevención aplicadas en el país para evitar la propagación del Covid-19 han condicionado los mercados y el comercio internacional, penalizando los medios de vida y haciendo subir los precios, que en el caso de los cereales se han triplicado en comparación con el año pasado y son cuatro veces superiores a la media de los últimos cinco años. Como señala Arshad Malik, director de Save the Children en el Sudán, ya no se encuentran ni siquiera alimentos básicos: "Incluso antes de la pandemia, las familias se enfrentaban a los efectos de decenios de conflicto, subdesarrollo y fragilidad económica, pero hoy en día sus vidas se han vuelto aún más difíciles. Nuestros trabajadores encuentran cada vez más padres que no saben con qué alimentar a sus hijos. Cada día mueren 120 niños por causas relacionadas con la malnutrición y existe una necesidad urgente de apoyo financiero para las familias y de alimentos para responder a la crisis de COVID-19, como créditos en efectivo y provisiones”.
"Nadie debe ser dejado atrás"
"Ante la pandemia, nadie debe quedar atrás, la respuesta debe ser global y hay un claro riesgo de olvidar a los niños en una situación de emergencia", dijo Filippo Ungaro, portavoz de Save the Children Italia, en una entrevista con Pope.
"Nuestros operadores nos hablan de personas que ya no tienen trabajo y no saben qué llevar a la mesa para sus hijos y nos dicen que el cierre ha causado enormes daños", afirma Ungaro, subrayando que "también el cierre de las escuelas ha afectado a los contextos más difíciles: a veces la única comida para una familia era la que proporcionaba el comedor escolar". "La cifra -continúa- es alarmante: hemos pasado de medio millón a más de un millón de niños en situación de riesgo y se teme que lo que está ocurriendo en el Sudán sea un espejo de lo que podría ocurrir en muchos otros países africanos".
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