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Ciudad del Vaticano

Según los últimos estudios globales presentados este martes por Unicef en Johannesburgo, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, informa que aproximadamente más de trece niños mueren cada hora en el mundo por causas relacionadas con el sida y sólo la mitad de los infectados con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) tiene acceso a tratamiento.

África subsahariana la región más afectada

Un informe que revela que pese a que las cifras han disminuido, el sida y sus consecuencias dejan aún una media diaria de 320 muertes de menores, siendo África subsahariana la región más afectadas, donde se encuentran unos 2,4 millones de los casi 2,8 millones de menores que se estima que conviven con el VIH (desencadenante del sida) en todo el mundo.

En la lista de personas afectadas le siguen el sur Asia con 100.000 casos infantiles, Asia oriental y el Pacífico (Oceanía) con 97.000 y Latinoamérica y el Caribe con 76.000.

Falta de prevención y tratamiento: principales causas de muerte

La falta de acceso al tratamiento antirretroviral, además de los limitados esfuerzos de prevención, son las principales causas de estas muertes: sólo el 54% de los niños y niñas de entre 0 y 14 años de edad que vivían con el VIH en 2018 -alrededor de 790.000 niños y niñas- recibieron terapia antirretroviral que les salvó la vida.

En este sentido, Henrietta Fore, Directora General de UNICEF, señala que el mundo está "a punto de lograr grandes resultados en la lucha contra el VIH y el SIDA", pero no debemos detenernos en los progresos realizados. "Invertir en la realización de pruebas y en el cuidado de los niños, niñas y adolescentes es una cuestión de vida o muerte y, para ellos, debemos elegir la vida", añade.

Más inversión en intervenciones efectivas

Para poner fin al VIH/SIDA como amenaza a la salud de las generaciones futuras, UNICEF exhorta a los gobiernos y a sus aliados a que mejoren las pruebas del VIH y los datos de tratamiento para niños y jóvenes a fin de satisfacer mejor las necesidades de esta población vulnerable; a la vez que inviertan en intervenciones efectivas e innovadoras para cerrar rápidamente la persistente brecha en el análisis y la atención de los niños, niñas y jóvenes que viven con el virus.