Malí: asesinan a un centenar de personas en una aldea de la etnia Dogon
Ciudad del Vaticano
Han sido bárbaramente asesinados, masacrados o quemados, sin distinción, entre las víctimas se encuentran todos los habitantes de Sobane-Kou, incluyendo mujeres y niños. La aldea ubicada en el centro de Malí, habitada por la etnia Dogon, en la región de Mopti, en la frontera con Burkina Faso, ha sido prácticamente arrasada por el conflicto entre los Dogon, agricultores de mayoría cristiana, y los Peuls, pastores seminómadas de mayoría musulmana, acusados de complicidad con los yihadistas.
La pobreza y la falta de educación entre las causas de la violencia
Entre estos dos grupos el contraste es atávico, es en este contexto donde se han insertado los distintos grupos islámicos, yihadistas, activos en el Sahel en general. “Según estudios de Naciones Unidas, así como de otras organizaciones, el aumento exponencial de la violencia étnica – explica Marco Cochi, analista de geopolítica del nudo de Gordio y periodista de Nigrizia – es atribuible a la pobreza, a la falta de educación y, sobre todo, a la incapacidad de los Estados de la región de garantizar las necesidades básicas de las poblaciones locales, todo ello ha llevado a la gente a los brazos de los yihadistas”. En el último informe de la ONU, del pasado mes de mayo, se señala que la presencia de los grupos yihadistas ha “exacerbado” las divisiones y los enfrentamientos interétnicos, con toda la galaxia extremista presente en la región dispuesta a aprovecharla.
Cada vez más violencia, el trabajo de la ONU, Francia y EE.UU.
La violencia de este lunes sería un acto de venganza contra otro ataque, el del pasado mes de marzo, llevado a cabo esta vez por las milicias Dogon contra una aldea de los Peuls, entonces las muertes fueron de alrededor de 160 personas. Ante la inercia de las Naciones Unidas, que hasta ahora se ha limitado a la elaboración de documentos, la Comunidad Internacional da la espalda a la situación. “Los Estados Unidos – explica Cochi – ha anunciado una nueva retirada de los entrenadores que tienen sobre el terreno, mientras que los franceses, con la Operación Barkhane, también están buscando una retirada”. Desde 2017 los ataques se han duplicado, a partir de 2015 incluso se han triplicado, “desgraciadamente – concluye con amargura Cochi – el número de ataques sigue aumentando y no se puede entender cómo es posible contener este tipo de degeneración”.
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