蜜桃交友

Riccardo Burigana - Ciudad del Vaticano

«Un mayor conocimiento recíproco, la superación de prejuicios, el redescubrimiento de valores bíblicos comunes, iniciativas comunes por la justicia, la paz y la protección de la creación». Con estas palabras, el 30 de octubre de 1989, monseñor Alberto Ablondi, obispo de Livorno y presidente de la Secretaría para el Ecumenismo y el Diálogo de la Conferencia Episcopal Italiana, indicaba a los prelados los objetivos de la Jornada para la profundización y el desarrollo del diálogo entre católicos y judíos, apenas unas semanas después de su institución. El 28 de septiembre de ese año, el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Italiana había tomado la decisión de celebrar una Jornada de diálogo religioso judeo-cristiano el 17 de enero, en vísperas de la Semana de oración por la unidad de los cristianos. El objetivo era promover un mejor conocimiento del judaísmo, no sólo para la vida de la Iglesia, sino también para el camino ecuménico, en el redescubrimiento de la raíz judía común, en un espíritu que quería enriquecer la recepción del Concilio Vaticano II.

«Peregrinos de la esperanza»

La institución de esta Jornada abrió una nueva temporada de diálogo judeo-cristiano en Italia, como quedó manifiesto desde la primera edición, el 17 de enero de 1990, por el contenido y la participación que la animaron, dándole una dimensión ecuménica. A lo largo de los años, se han desarrollado numerosas iniciativas para celebrar el acontecimiento, que adquirió una nueva realidad cuando la Conferencia Episcopal Italiana y la Asamblea Rabínica Italiana decidieron presentar una reflexión común sobre un tema bíblico para la Jornada. De particular interés, para captar la profundidad y la problemática del diálogo judeo-cristiano en Italia, son las ayudas elaboradas para la presentación de las Diez Palabras. Este año, la Comisión para el Ecumenismo y el Diálogo Interreligioso de la Conferencia Episcopal Italiana eligió el tema Peregrinos de la esperanza -con una evidente referencia al Año Santo de 2025, hasta el punto de indicar el pasaje del Levítico («Es un jubileo: será santo para vosotros», 25, 12)- para la 36ª Jornada de profundización y desarrollo del diálogo entre católicos y judíos, proponiendo un subsidio en el que aparece también un mensaje de la Asamblea rabínica.

Recordar los pasos que se han realizado

Lecturas sobre las raíces bíblicas del Jubileo y su actualidad, denuncia y lucha contra el antisemitismo, recuerdos de la presencia judía en Italia enriquecen, también este año, la Jornada que está llamada a afrontar las tensiones e incomprensiones que han atravesado las relaciones entre cristianos y judíos en los últimos meses, ante la guerra en Oriente Medio, haciendo del diálogo judeo-cristiano un camino más tortuoso que debe mantener la dimensión religiosa como prioritaria sin excluir otras. En el año en que la Iglesia católica está a punto de celebrar el 60º aniversario de la conclusión del Concilio Vaticano II -en el que, mucho más allá de la promulgación de la declaración Nostra aetate sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, se tomó conciencia de lo vital y necesario que era cultivar el conocimiento del patrimonio religioso del pueblo judío a lo largo de los siglos-, la Jornada del 17 de enero quiere ser un recordatorio, con alegría, de los pasos dados a sabiendas de que aún hay que dar muchos más para ser no sólo amigos, sino también hermanos.