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Cardenal Matteo Maria Zuppi, presidente de la CEI Cardenal Matteo Maria Zuppi, presidente de la CEI  (ANSA)

Cardenal Zuppi: La tregua en Tierra Santa refuerza la paz

En la introducción a la sesión de invierno del Consejo Permanente de la CEI, su presidente se?ala la ?sed? de espiritualidad y respuestas de los fieles, y pide un ?despertar? de las conciencias para el Jubileo. Hace un llamamiento a los ?peque?os? de nuestro tiempo: discapacitados, víctimas de abusos, presos. Vuelve a lanzar los llamamientos del Papa para que se condone la deuda a los países más pobres y se cree un fondo de lucha contra la pobreza con dinero procedente de la venta de armas

Edoardo Giribaldi – Ciudad del Vaticano

Un «nuevo hoy». Un horizonte en el que fijarse con una mirada renovada, alimentada por la profunda «sed» de espiritualidad y de respuestas que las agitadas condiciones del mundo hacen cada vez más apremiantes. Para saciar esta sed, la belleza de la esperanza y de la oración, vividas en su «dimensión activa y concreta», capaces de inspirar una Iglesia «extrovertida», cercana a los «pequeños» de nuestro tiempo: personas con discapacidad, presos, víctimas de abusos.

El nuevo día, sin embargo, sólo se hace realidad «despertando» la conciencia, abriéndose a futuros de paz tangibles, como el que se espera en Oriente Medio. Una comunidad que asuma la deuda de los países más pobres, combata los beneficios ligados a la producción de armas, promueva empleos más dignos y seguros, y apoye canales de acogida que vean a los migrantes como personas, no como números o «armas».

La esperanza del Jubileo, por tanto, se traduce en la capacidad de reconocer «las briznas de hierba entre las grietas», viendo el bien que puede surgir incluso en las situaciones más difíciles.

Con estos auspicios, que expresó el cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, se abrió ayer, 20 de enero, la sesión de invierno del Consejo Permanente prevista en Roma hasta el día 22.

«El hoy del Jubileo»

«¡Qué importante es fijar un hoy nuevo!» es la exhortación que guía la reflexión del cardenal Zuppi, que vislumbra un nuevo amanecer, un mundo renovado. Sin embargo, antes de ser transformado, este mundo debe ser contemplado. En efecto, existe entre la gente una profunda «sed» de respuestas, tan intensa que supera la resignación.

Confirma esta tesis la sentida participación de tantos fieles en la liturgia de apertura de la Puerta Santa, una presencia que superó «las expectativas y lo habitual». He aquí, pues, «el hoy del Jubileo», un tiempo capaz de abrir puertas y derribar los muros de la indiferencia, del fatalismo y del miedo a la vida. La esperanza resultante exige paciencia y sacrificio, pero trae consigo una concreción que ni la vida social ni la lógica consumista pueden ofrecer, ya que están atadas a signos efímeros y engañosos.

Paz en Gaza

La condonación de la deuda de los países más pobres, una iniciativa pedida por Francisco como signo concreto de esperanza para el Año Santo, está también en el centro del discurso de Zuppi.

“Hay que tener en cuenta que las deudas de los Estados a veces se contraen con particulares: la Iglesia no puede dejar de hacer oír su voz para que se establezca la equidad social y los pocos ricos no se aprovechen de su posición de ventaja para influir en la política en favor de sus propios intereses”

El tema económico va de la mano del de la paz. El Jubileo puede convertirse en «una oportunidad para lograr las tan esperadas e indispensables negociaciones que encuentren soluciones justas y duraderas, con un fuerte relanzamiento de la presencia de la comunidad internacional y del multilateralismo y de los instrumentos necesarios para garantizar el derecho y no el uso de las armas para resolver los conflictos».

Se cita el alto el fuego alcanzado en Tierra Santa, esperando un mayor fortalecimiento de la paz y el inicio de «un nuevo proceso que conduzca a un futuro concreto».

Se reafirma la cercanía de la Iglesia a Israel, «para que pueda por fin volver a abrazar a sus seres queridos secuestrados, tener la seguridad necesaria y seguir luchando contra el antisemitismo que se manifiesta bajo formas tortuosas y ambiguas». «Nunca serán aceptables» los fenómenos de «antisemitismo resurgente».

Al mismo tiempo, la comunidad eclesial italiana «está cerca de los palestinos y de su sufrimiento para que se pueda finalmente poner en marcha un camino que permita a este pueblo ser reconocido en su plena dignidad y libertad».

Las campanas de alarma en Italia

Siempre en la estela de las propuestas del Papa, el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana relanza la propuesta de «crear un fondo para luchar contra la pobreza en lugar de llenar los arsenales», citando los «intereses cada vez más elevados en la producción y el comercio de armas». Mirando a Italia, saltan las alarmas por las «pobres y precarias» condiciones de trabajo, preludio de «bolsas de ilegalidad» y espejo de una generalizada «dificultad para llegar a fin de mes».

“Estrechamente vinculada a la familia y a la natalidad está la cuestión de la vivienda, que sin duda requiere un esfuerzo extraordinario para asegurar precios de compra asequibles y garantías adecuadas para los inquilinos”

En cuanto a la inmigración, la reducción del número de desembarcos (66.317 en 2024, un 58% menos que los 157.651 del 2023), no ha reducido el número de náufragos (cerca de 1.700 muertos en el mar, 1 de cada 40 llegadas, superior a los muertos en la ruta del Mediterráneo occidental, que es 1 de cada 36).

A quienes huyen de su país hay que garantizarles «derechos y deberes seguros», mientras que la entrada de «trabajadores necesarios» debe facilitarse a través de flujos y canales que no los consideren «nunca sólo armas, sino personas que requieren políticas de integración con visión de futuro».

La experiencia positiva de los corredores humanitarios, laborales y universitarios se complementa con la labor de las diócesis locales, que acogen a más de 146.000 personas de origen extranjero.

“En los últimos años, entre las numerosas experiencias de acogida, se ha desarrollado un nuevo enfoque que aúna la exigencia de seguridad, el deseo de solidaridad y la necesidad de responder a las necesidades de los migrantes. En resumen: libres para irse, libres para quedarse y libres para volver, alejándose por fin de una lógica exclusivamente orientada a la seguridad, cuestión claramente decisiva, para reforzar la cooperación, en particular con África”

Las respuestas equivocadas en el juego

El cardenal Zuppi advierte contra los caminos traicioneros que se pueden tomar en la búsqueda de respuestas. Entre ellos está el juego, una lacra que se aprovecha de la fragilidad de las personas ofreciéndoles la ilusión de la felicidad. En el 2023, el gasto en juegos de azar alcanzó los 150.000 millones de euros, con perspectivas de crecimiento. El cardenal pide una «fuerte acción educativa», que implique a empresas e instituciones estatales, para contrarrestar este fenómeno.

Conservar y transmitir la belleza

En su discurso, el cardenal también citó la reapertura de la basílica de Notre Dame de París como ejemplo del poder de atracción de la belleza y la oración, capaces de superar la banalidad de la vida cotidiana. Desde Francia hasta la antigua Unión Soviética, se recuerdan las Iglesias que han resistido décadas de persecución antirreligiosa. Esta belleza, sin embargo, debe preservarse y transmitirse.

«No debemos pensar que tenemos poco que dar o decir», advierte el cardenal Zuppi, subrayando el riesgo de celebrar de forma descuidada o buscando la espectacularidad, creyendo que lo que la Iglesia ofrece tiene poco interés. La sed espiritual de la gente es inmensa y se acentúa en el «desierto» de los escenarios que afligen al mundo.

Una religiosidad «bíblica»

A continuación, la atención se centra en la celebración de la Palabra de Dios del próximo domingo. El cardenal Zuppi subraya la responsabilidad de la Iglesia de crear y reforzar caminos que favorezcan el encuentro con la Escritura, promoviendo la liturgia y renovando la espiritualidad. Una religiosidad que no sea sólo «devocional», sino también «bíblica», que acompañe a las personas en la oración.

 

Los que no saben cómo hacerlo deben ser guiados, empezando por las parroquias, no sólo por sacerdotes, sino también por lectores y fieles espiritualmente preparados. Hay que «sanear» los lugares de oración, dando una «dimensión activa» a la esperanza y a la espiritualidad. Este tema, subrayó el cardenal Zuppi, está en el centro de las reflexiones de las Iglesias cristianas durante la actual Semana por su Unidad.

Cerca de los pobres, no «categoría» sino «prójimo»

La evangelización y la misión son temas sobre los que la Iglesia reflexiona desde hace décadas. Sin embargo, los resultados no siempre son «consoladores», a menudo frenados por la tendencia a encerrarse en los propios círculos. Es necesario promover una Iglesia «extrovertida», dice el cardenal Zuppi, capaz de hablar, escuchar, cuestionar y responder. Esta actitud debe partir de la vida cotidiana, de las relaciones y amistades, evitando el proselitismo.

El purpurado aboga por el diálogo con todos, especialmente con los jóvenes, guiándolos en su búsqueda espiritual de sentido. También hay que prestar especial atención a los pobres, que no son una «categoría», sino «nuestro prójimo». No basta la ayuda económica: debemos ser amigos de los pobres, reconociendo en ellos los rasgos evangélicos, y como evangelizadores, de Jesús. La invitación del cardenal es a suscitar «a los pequeños» de nuestro tiempo «para que hagan las grandes cosas de los humildes».

Y estos pequeños son las personas con discapacidad; las víctimas de abusos, «cuyo sufrimiento llevamos en el corazón y cuyos esfuerzos para combatirlos y prevenirlos nos comprometen rigurosamente»; pero también los presos, cuyas condiciones están a menudo en el centro de los llamamientos del Papa Francisco y del presidente de la República Mattarella. En este sentido, se fomentará la presencia cristiana en la vida política del país a partir de la Semana Social de Trieste.

El papel de los obispos en el Sínodo

El cardenal recuerda asimismo el 2025 como el año de la «conclusión de la fase profética del Camino Sinodal y el comienzo del tiempo de su recepción eclesial», cuyas etapas son la realización de los «sueños» de las Iglesias locales.

Para la II Asamblea sinodal, prevista del 31 de marzo al 3 de abril, las Proposiciones que surgirán pueden dividirse en tres categorías: textos «genéricos», sobre los temas de todo el Camino sinodal; «deseos» de adhesión voluntaria; indicaciones «más estrictas». El papel de los obispos será crucial, asegurando la recepción del Documento Final a toda la Iglesia y su continuidad con el trabajo realizado anteriormente.

Reconocer «las briznas de hierba en las grietas»

El futuro, concluye el cardenal, puede mirarse reconociendo «las briznas de hierba en las grietas», sin ignorar las dificultades, pero vislumbrando «el bien que puede surgir incluso en las situaciones más difíciles».

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21 enero 2025, 15:47