Simposio Teol¨®gico Internacional: La fraternidad sana al mundo
Ariana Pernía Paolini - Ciudad del Vaticano
Con la celebración eucarística presidida por monseñor Andrés Carrascosa Coso, Nuncio Apostólico en Ecuador, concluyó este 4 de septiembre en Quito la primera jornada del Simposio Teológico Internacional ¡°Fraternidad para sanar al mundo¡±. El evento se realiza en el marco de los preparativos para el Congreso Eucarístico Internacional.
Durante la jornada, monseñor Carrascosa destacó la importancia de la relación que existe entre el sacramento eucarístico y los cristianos como un ¡°testimonio en la sociedad¡±. En este sentido, el encuentro académico asienta su base en la restauración de la fraternidad en el contexto de un mundo herido, conforme al documento base del 53º Congreso Eucarístico Internacional, que se llevará a cabo entre el 8 y 15 de septiembre.
La Eucaristía: Verdadero sacramento de la unidad.
El inicio de la homilía estuvo marcado por la importancia de la eucaristía en la vida cristiana y la experiencia que se logra al vivirla en plenitud. A este respecto, el prelado señaló que ¡°a veces nuestras eucaristías pueden ser expresión sublime de algo que no se corresponde con la realidad que vivimos¡±; sin embargo, destacó que la eucaristía es, también, un medio para lograr la fraternidad entre los hombres y que se constituye como ¡°verdadero sacramento de la unidad¡±.
De acuerdo al Nuncio Apostólico, la celebración de la eucaristía consiste en ¡°celebrar en el rito una experiencia que podemos y debemos vivir en la vida cotidiana, estamos llamados a llevar a la sociedad porque ese amor nos hace hermanos y esa fraternidad nuestra tiene la capacidad de sanar en este mundo herido¡±.
¡°Debemos ser la eucaristía de la sociedad¡±
Para concluir, monseñor Carrascosa Coso expresó que la sociedad no está en contacto directo con el sacramento eucarístico, no obstante, sí lo está con los cristianos que se alimentan de ella, por ello, instó a los presentes a vivir con coherencia la fe para hacer que ¡°Cristo viva y se haga particularmente presente, a través de nosotros, en la sociedad. Debemos ser la Eucaristía de la sociedad¡±.
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