Obispos de Costa Rica: Dignidad y bienestar por un nuevo orden social
Pope
Un país fundado sobre la dignidad y la libertad de toda persona humana, una población con acceso a la salud y a la educación, que supere la desigualdad y la pobreza en todos sus ámbitos y proteja a la familia y la vida, son solo algunas de las aspiraciones de los obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR), en , a pocos días de haber celebrado, el pasado 2 de agosto, la fiesta de su patrona, Nuestra Señora de los Ángeles. También, más allá de sus fronteras, el episcopado expresa su solidaridad, en especial en Nicaragua y Venezuela, por el respeto a la libertad, la democracia y la verdad de sus pueblos.
Respetar el clamor democrático de los venezolanos
“Constatamos con tristeza la situación del pueblo y la Iglesia en los hermanos países de Nicaragua y Venezuela. Pedimos el respeto a la voluntad popular, particularmente de los venezolanos en las últimas elecciones. No se puede ignorar el clamor del pueblo por clarificar su resultado y buscar ante todo la verdad. Es necesario tender puentes, en vez de reprimir las legítimas y pacíficas protestas, para favorecer una transición democrática”.
La persona en el centro
Como pastores, los obispos costarricenses mantienen su compromiso de escuchar y acompañar el sentir de las personas, ya que “es su dignidad y su bienestar” lo que debe caracterizar su camino como nación. “Lo decisivo en un país es poner a la persona en el centro y cuidar a la población para que sus miembros gocen de una vida digna y ejerzan una ciudadanía educada, solidaria y responsable”, señala el episcopado.
Salud y educación básicos
Si bien, el acceso a la salud y a la educación de calidad son aspectos básicos, para el episcopado, en Costa Rica, es cada vez más difícil gozar de un servicio sanitario “por las interminables listas de espera que llevan a posponer de manera peligrosa la atención necesaria y por la carestía de las medicinas que impiden, para muchos, el acceso adecuado a ellas”.
Se necesita un compromiso urgente ante la crisis educativa, que presenta, más allá de la cuestión presupuestaria, “deficiencias en la formación de valores humanos, de las posibilidades de la educación como movilizador social, la distribución equitativa de oportunidades y la calidad de los conocimientos adquiridos por el estudiantado”.
Las heridas de la desigualdad y la pobreza
El mensaje del episcopado insiste en la necesidad de reconocer la difícil situación causada por la desigualdad y la pobreza en todos sus ámbitos.
“La inseguridad ciudadana, la violencia, el narcotráfico y las distintas manifestaciones de crimen organizado siguen causando profundas heridas en nuestro pueblo. La desprotección de muchos de nuestros niños, de nuestros mayores, de los más necesitados. Las carencias deshumanizantes, las deficiencias de salud mental, tendencia al suicidio…”, constatan los obispos.
Además, señala la CECOR, el debilitamiento de los lazos y valores de la familia, requieren fortalecimiento y compromiso. “Protejamos a nivel social la familia buscando las mejores condiciones para que se convierta en decisivo factor de protección, de recibir y cuidar la vida, de formar con sabiduría a los niños y jóvenes, de proteger a los más vulnerables”.
Una comunidad cristiana comprometida y fraterna
Los obispos costarricenses recuerdan la necesidad de que la comunidad cristiana no solo viva la fe y la comunión en fraternidad, sino que asuma un compromiso en la evangelización, “regalar a esta sociedad lo más importante, a Cristo, para iluminarla con los valores del evangelio, para suscitar una corriente de solidaridad que renueve nuestro caminar”. Una corresponsabilidad, que como refleja el sínodo sobre la sinodalidad, involucra a todos los bautizados.
María camina con nosotros
“María, Madre de Dios, Madre de todos los costarricenses, camina con nosotros, sigue iluminando nuestra vida, vamos de su mano al encuentro de los más necesitados, indefensos y desprotegidos”, señalan los obispos al agradecer la gran participación de los fieles en la celebración, el pasado 2 de agosto, de la solemnidad de Nuestra Señora de los Ángeles, cuya declaración como patrona de Costa Rica, cumple 200 años, en septiembre próximo.
“A las puertas de la celebración del bicentenario de la declaración oficial de Nuestra Señora de los Ángeles como Patrona de Costa Rica, así como del presente Año de la oración, como preparación al próximo Jubileo donde seremos invitados por el Papa Francisco a ser “Peregrinos de la Esperanza”, queremos, como María, ponernos en camino para llevar a su Hijo a cada realidad que necesita ser abrazada por su misericordia”, concluye el mensaje de la CECOR.
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