David Waller, primer obispo del Ordinariato de Nuestra Señora de Walsingham
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"Un pastor guía desde dentro". Con estas palabras, el cardenal Víctor Manuel Fernández, Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, animó al obispo electo David Waller cuando estaba a punto de ser ordenado episcopado el 22 de junio en la catedral de Westminster de Londres y comenzar su ministerio como obispo del Ordinariato Personal de Nuestra Señora de Walsingham.
Establecido en 2011 en virtud de la Constitución Apostólica el Ordinariato de Nuestra Señora de Walsingham es una estructura de tipo diocesano para grupos de antiguos anglicanos que han entrado en comunión con la Iglesia católica. Desde entonces, se ha ampliado a unas cincuenta comunidades en toda Gran Bretaña. El obispo Waller, que fue ministro anglicano antes de entrar en plena comunión con la Iglesia católica, es el primer obispo de este Ordinariato.
La presencia del cardenal Fernández como obispo ordenante principal refleja la especial relación que los Ordinariatos de Anglicanorum Coetibus mantienen con el Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
El cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster, monseñor Stephen Lopes, obispo del Ordinariato Personal de la Cátedra de San Pedro en Estados Unidos y Canadá, y monseñor Anthony Randazzo, administrador apostólico del Ordinariato Personal de Nuestra Señora de la Cruz del Sur en Australia, fueron los otros obispos ordenantes.
Un rostro de la Iglesia
En su homilía, el Cardenal Fernández destacó cómo el Ordinariato está estructurado para permitir a los anglicanos que entran en plena comunión con la Iglesia católica preservar lo que el Papa San Pablo VI describió como "el legítimo prestigio y el digno patrimonio de piedad y uso propios de la Comunión Anglicana".
Refiriéndose a su "rica herencia inglesa", el Cardenal remarcó que "el Ordinariato está invitado a ver los aspectos positivos de la tradición anglicana conservados en él 'como un don precioso [...] y como un tesoro que hay que compartir'", citando la Constitución Apostólica Anglicanorum Coetibus.
El Prefecto añadió: "En este proceso, la Iglesia no sólo da, sino que también se enriquece. [...] Podemos decir, por tanto, que el Ordinariato representa uno de los rostros de la Iglesia que, en este caso, recibe ciertos elementos de la rica historia de la tradición anglicana: elementos que ahora se viven en la plenitud de la comunión católica".
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