La petici¨®n de Le¨®n XIII a Julio Chevalier: Crear una ¡®Iglesia local¡¯ en Pap¨²a Nueva Guinea
Pope
En 1881, el Papa León XIII propone al padre Julio Chevalier, fundador de la congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón (MSC), enviar algunos miembros de su institución a las lejanas tierras de Melanesia y Micronesia. Trece meses tardan en llegar desde Barcelona (España) los primeros misioneros, con el padre André Navarre al frente, que pisan la isla de Matupit, Nueva Bretaña, en 1882. Las condiciones son tan duras y difíciles que no consiguen establecerse.
El segundo intento se hace en 1885, los padres Verius, Gasbarra y Marconi llegan a la isla de Yule y el 4 de julio celebran la primera Eucaristía. Con gran esfuerzo establecen algunas misiones en la costa sur, entre las tribus Roro y Mekeo, comenzando así la evangelización de un lugar donde nunca antes se oyó hablar de Cristo.
En aquel momento, los enfrentamientos entre tribus de la isla son constantes y el canibalismo una práctica habitual. Crear un ambiente de paz es primordial. La ocurrencia ingeniosa de los misioneros, es situar la misión entre poblados, para poder ejercer de mediadores. En Papúa Nueva Guinea había más de seiscientas tribus y ochocientos idiomas distintos, un 12% de las del planeta.
La inculturación del Evangelio
Las tradiciones son netamente tribales, con creencias basadas en supersticiones, y la brujería está omnipresente y domina la vida cotidiana. Con este panorama, la evangelización se centra en crear una Iglesia local integrada con la sociedad. Adaptan e introducen los principios cristianos con la cosmovisión melanesia y, poco a poco, construyen iglesias y centros comunitarios, que se convierten en los pilares de la vida social y espiritual de las comunidades. Ejemplo de esta transición al cristianismo, es el hecho de que el primer sacerdote nativo, ordenado obispo en 1970, monseñor Louis Vangeke, msc, proviene de una familia de hechiceros. Y es que, el trabajo estrecho con los líderes locales hace que las iniciativas de los misioneros sean aceptadas culturalmente, puesto que se actúa siempre desde el respeto a las tradiciones y valores de las comunidades. De hecho, aprenden sus lenguas y costumbres. El padre Xavier Vergés, msc tradujo a la lengua Mekeo todos los textos litúrgicos.
Las primeras vocaciones nativas
Con el paso del tiempo, llegan las primeras vocaciones. Sacerdotes, religiosas, obispos, hasta un cardenal son nativos de Papúa Nueva Guinea y la participación de laicos es significativa. Tal ha sido la integración y el reconocimiento a los misioneros por parte de los papús, que a monseñor Alain de Boismenú, msc, obispo en 1899, le tallaron un tótem conmemorativo en 1966 reconociéndole como ¡®Koibia Aua¡¯ (¡®Jefe hombre¡¯ en lengua Kuni). El mismo reconocimiento le dieron al padre Díaz, msc, a su regreso. Destaca también, que el primer beato nativo, Peter ToRot, Beato Mártir MSC, es familiar del actual Obispo de Bereina (PNG), monseñor Rochus Tatamai, msc.
Gracias a aquel encargo de León XIII, Papúa Nueva Guinea tiene hoy una Iglesia local propia.
Publicación en colaboración con la Oficina de Comunicación de los Misioneros del Sagrado Corazón.
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